Opinión

Un organigrama complejo en la UE

  • La nueva Comisión presenta dudas para hacer frente al reto de mejorar la competitividad ante China y EEUU

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó al Ejecutivo comunitario que deberá hacer frente a desafíos, como la falta de competitividad. la inmigración y la seguridad. En este último aspecto, la creación de una cartera de Defensa y Espacio se antoja adecuada.

No ocurre lo mismo con el reto que supone la llegada de migrantes. La asunción de esta competencia por el comisario de Interior es insuficiente ante un problema que genera gran preocupación en los europeos. Con todo, el gran desafío para la nueva Comisión es mejorar la competitividad de la UE frente a la pujanza industrial de EEUU y China.

El problema es que la respuesta que Von der Leyen ha dado a este reto no es la indicada. Es cierto, la política alemana ha añadido la productividad a las labores del comisario de Economía. Pero existen más dudas con las medidas adoptadas para disipar los rígidos pilares de la UE a la hora de coordinar sus políticas, una de las recomendaciones de Mario Draghi en su reciente informe. En vez de simplificar la estructura, Von der Leyen ha configurado un gobierno desmedido, con seis vicepresidentes y 20 comisarios, que aboca a la descoordinación y a una mayor carga burocrática.

Un ejemplo es la política agraria, que ahora dependerá de dos comisarios al crearse la cartera de Pesca. Por si fuera poco, la nueva Comisión presenta áreas en las que las competencias están solapadas tras un galimatías de cargos y competencias interrelacionadas. Es el caso de la vicepresidencia de Transición Limpia, Justa y Competitiva y de Competencia de Teresa Ribera, cuya labor está abocada a chocar con los comisarios de Clima y Energía. Von der Leyer, por tanto, diseña un gobierno en el que las competencias están dispersas y que no parece el más idóneo para elevar la competitividad europea.

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