
El BCE no sorprendió al mercado y, como se esperaba, redujo los tipos en 25 puntos básicos tras su última reunión. Una bajada comprensible habida cuenta del potente proceso de desinflación, que ha llevado al IPC de la eurozona del 10,6% de octubre de 2022 al 2,2%.
Pese a que esta última tasa está a solo dos décimas del objetivo final, el eurobanco mantiene sin cambios sus previsiones y sigue viendo la inflación por encima del 2% hasta 2026. Lo que el BCE si varía es su estimación de crecimiento de la eurozona, que reduce en una décima tanto en este año como en los dos posteriores. La entidad dibuja así un escenario de menor impulso económico e inflación aún persistente. Un contexto que obliga al BCE a extremar la cautela en sus próximos movimientos.