
Competir contra EEUU y China supondrá una movilización ingente de capital en los próximos años por parte de la UE. En concreto, se requiere una inversión adicional anual mínima de entre 750.000 y 800.000 millones. Así lo desveló Mario Draghi en su informe sobre competitividad de la UE encargado por la Comisión Europea en el que insta a financiar dicho desembolso con una nueva emisión de eurobonos.
Una receta adecuada que la UE ya inauguró con el Covid y que resulta oportuna para hacer frente al empuje industrial asiático y norteamericano. En su informe el también expresidente del BCE reclama una reforma fiscal en energía, extender la vida útil de las nucleares en operación. También pone en entredicho la actual política farmacéutica que provoca pérdidas de inversiones para fabricar nuevas terapias.
Asimismo, saca los colores a los Veintisiete al asegurar que el "sector del automóvil" es un ejemplo clave de falta de planificación de la UE que aplica una política climática sin una industrial". Una acertada crítica a la alocada carrera medioambiental de Bruselas.
Una hoja de ruta que pasa por apostar por la movilidad eléctrica prohibiendo los coches de combustión a partir de 2035 sin antes haber impulsado la reconversión de la cadena de suministro. China, por el contrario, se ha centrado en transformar su industria del motor desde 2012 y, como resultado, lidera toda la cadena de valor de la nueva modalidad y, además, a bajo coste.
Urge por ello, revertir este auténtico dislate de la UE en automoción y, como Draghi pide, realizar un giro drástico en la automoción. Con ese objetivo, incentivar la reconversión de la industria del sector y retrasar los objetivos de cero emisiones de los coches apostandi por los biocarburantes se antoja necesario.