
En su presentación de resultados del pasado ejercicio, ACS anunció que uno de sus objetivos para este año es obtener 3.000 millones con la venta de activos considerados no estratégicos.
Para lograrlo, la constructora liderada por Florentino Pérez cuenta con las desinversiones en su filial de servicios Clece, otros activos industriales y la participación del 43% de la autopista SH-288 en Texas (EEUU). Pero hasta el momento dicho plan no va por buen camino. De hecho, son varios los procesos que por diferentes motivos se han visto paralizados en las últimas semanas. Así, la venta de Clece, por la que la firma española espera obtener entre 700 y 900 millones, ha entrado en punto puerto desde julio debido al limitado interés que está generando este activo entre los inversores.
Además, el Departamento de Transportes de Texas confirmó en agosto el rescate de la autopista SH-288, impidiendo así otra importante desinversión con la que cuenta ACS. Y por si fuera poco, al fracaso de estas dos grandes operaciones se suma que la compañía sigue sin encontrar comprador para diversos proyectos que conservó tras la venta de su división de servicios industriales (Cobra) a Vinci, en diciembre de 2021. Entre ellos destaca el parque eólico marino Kincardine en Escocia, el mayor que posee la compañía. Un activo por el que ACS podría obtener hasta 1.200 millones, pero cuya venta sigue atascada.
Todo lo anterior refleja que el plan de desinversiones millonarias de ACS está en jaque. Esto supone un grave problema para la empresa que necesita invertir en infraestructuras de nueva generación a nivel global para impulsar su crecimiento, pero sin que ello descuadre su bajo nivel de deuda actual.