Opinión

Problema crónico en la productividad española

  • El crecimiento del PIB y del empleo no resuelven esta anomalía del mercado laboral
Un trabajador en un almacén de una fábrica española.

El comisario Gentiloni sorprendió recientemente a los analistas cuando, en la misma comparecencia en la que felicitó a España por eludir este año un procedimiento por déficit público excesivo, incidía sobre el "mal endémico" que supone la baja productividad laboral española.

Las palabras del responsable comunitario de Economía chocan con los datos de Contabilidad Nacional del INE los cuales reflejan mejoras en esta variable, sobre todo en términos intertrimestrales. Ahora bien, la referencia que la Comisión considera más relevante en este ámbito es siempre la comparativa anual por países que elabora Eurostat. Y en esta estadística España sale mucho peor parada. Con un registro de 97 puntos, sobre la referencia de 100 unidades que marca el promedio de la UE-27, nuestra economía no solo es la única de las grandes del euro incapaz de superar la media comunitaria.

Además, ese registro implica que 2024 empezó con un rendimiento del mercado laboral español, por trabajador y por hora, todavía cinco puntos inferior a su máximo preCovid. En ese intervalo, el descenso promedio de la productividad de la eurozona fue de solo 2,5 puntos. Sorprende esta incapacidad de recuperar terreno de nuestro país pese a los crecimientos récord del PIB, y del mercado laboral, propios de 2022 y 2023.

Las cifras de Eurostat, sin embargo, delatan que gran parte de esos avances se basan en un incremento de puestos de trabajo que no compensa el descenso de horas efectivas de actividad, fruto del auge de la jornada parcial, el empleo público o los fijos discontinuos. La baja productividad se cronifica así en la economía española y es, como señala Bruselas, la principal amenaza, junto a la baja inversión empresarial, para el crecimiento futuro.

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