
Las grandes empresas de nuestro país incrementan su negocio internacional un 4,5% en el pasado semestre, de modo que facturan 6.500 millones más fuera de las fronteras españolas.
La evolución es también muy positiva desde el punto de vista cualitativo, en la medida en que las firmas del Ibex ganan terreno en áreas económicas tan fiables como el resto de la UE o Norteamérica.
Nadie discute que, en el siglo XXI, todas las crisis económicas tienden a ser globales; no obstante, la internacionalización es hoy, en igual medida o más que en el pasado, la mejor estrategia para diversificar riesgos y espolear el crecimiento. Máxime cuando se produce en países OCDE, que brindan plenas garantías de estabilidad institucional y seguridad jurídica.