
EE.UU. y Europa han anunciado aumentos de aranceles a determinados productos chinos, como los vehículos eléctricos, cuyo impacto en el PIB de China debe ser limitado. Pero Donald Trump, expresidente y candidato estadounidense ha propuesto imponer un arancel fijo del 60 % a las importaciones chinas por parte de EE.UU.
Ello puede reducir significativamente el crecimiento en China. De hecho el impacto directo de tales aranceles puede reducir en más de 1% el PIB de China. Las empresas chinas consumen 40% de los chips fabricados a nivel mundial, en gran parte para exportaciones electrónicas masivas y China no es un productor importante de semiconductores. Aunque tiene significativa capacidad de producción, sus fabricantes nacionales son relativamente débiles. Las empresas extranjeras representan la mayor parte del valor añadido en semiconductores en China, especialmente los de alta gama.
Además, tal arancel del 60 % puede perjudicar a los planes de inversión de las empresas chinas y provocar una depreciación significativa del renminbi. Por su parte China puede aumentar significativamente el apoyo a su economía. En represalia, puede imponer aranceles a las importaciones de EE. UU. Además, puede limitar algunas de sus exportaciones clave -como las tierras raras- y vender activos estadounidenses.
Actualmente las exportaciones a EE.UU. representan alrededor del 15 % del total de /las exportaciones de China, frente a alrededor de 19 % en 2018. En total las exportaciones de bienes representan aproximadamente 19 % del PIB de China. Dada la elasticidad negativa de la demanda de sus exportaciones, si el aumento del 60 % en los aranceles se transmitieran completamente a los precios finales el impacto directo puede estimarse en 1,2 % del PIB de China. Ya ocurrió en 2018/2019, cuando EEUU impuso aranceles entre 7,5% y 25% a alrededor 350.000 millones de dólares de productos chinos, que se produjo una notable disminución de las exportaciones chinas a EE. UU aunque el impacto en el total de las exportaciones de China fue menor, a lo que contribuyó el desvío de estas a través de otros países.
De todas formas, un aumento de aranceles del 60 % puede provocar mayor incertidumbre y afectar negativamente a las decisiones de inversión de capital de las empresas. En 2018/2019 se tradujo en una caída significativa de las intenciones de inversión de las empresas chinas. Aunque es difícil estimar este impacto, es poco probable que fuese despreciable.
Además, un fuerte aumento de los aranceles ejercería una importante depreciación de la moneda china, el renminbi. Está se debilitó significativamente de 6,3 a 7,2 por dólar cuando Trump impuso los aranceles en 2018/2019, por la fortaleza del dólar y deterioro de la balanza de pagos. Entonces el Banco Popular de China presionó en pro de un régimen de tipo de cambio más flexible, con mayor peso del mercado en su determinación. Posteriormente, en los últimos años, el Banco Popular de China ha estado utilizando medidas anticíclicas y otras herramientas macro prudenciales para orientar las expectativas y mitigar el comportamiento gregario en el mercado de divisas. Así que su intervención directa empleando sus reservas de divisas para sostener el renminbi ha disminuido drásticamente. El caso es que si EE. UU. impone un arancel del 60% el renminbi puede depreciarse significativamente, pero el Banco Popular de China cuenta con una variedad de herramientas para defenderlo, incluyendo sus grandes reservas de divisas. Además, los bancos estatales de china pueden aumentar sus compras de la moneda.
Por otra parte, China puede responder a unos aranceles del 60 % mediante estímulos para respaldar su crecimiento económico, que es clave para el Gobierno chino. Efectivamente, ante el shock por los aranceles de Trump de 2018/2019 tal apoyo se incrementó significativamente. También para hacer frente a sus dificultades internas. En su caso las autoridades pueden actuar de manera similar, mediante una combinación de políticas fiscales, monetarias y crediticias. En cuanto a política exterior, las autoridades chinas tienen varias opciones de represalia. Pueden simplemente imponer aranceles "ojo por ojo" a las importaciones de EE.UU. como en 2018/2019, aunque el valor de las exportaciones chinas a EE.UU. es de unos 500.000 millones de dólares, mucho mayor que el de las exportaciones de EE.UU. a China -150.000 millones de dólares-. Alternativamente, China puede limitar algunas exportaciones clave necesarias para la industria estadounidense. Es el caso de las tierras raras, necesarias para los motores de turbinas eólicas. China representa alrededor de 70 % de la producción mundial de tierras raras y procesa el 87 % de estas. También puede decidir vender activos estadounidenses, como son sus considerables inversiones en deuda del Tesoro de EE. UU.