
En las últimas semanas, las expectativas sobre cuándo iniciarán los bancos centrales un ciclo de flexibilización han influido notablemente en los mercados financieros. Sin embargo, también ha habido un entusiasmo significativo por el despliegue de la infraestructura de la IA, reforzado por los sólidos beneficios empresariales, lo que ha contribuido a un sentimiento positivo del mercado. No obstante, sigue habiendo retos, tanto geopolíticos como macroeconómicos en el horizonte.
Nos encontramos en un ciclo atípico caracterizado por un crecimiento económico persistente en medio de una política monetaria restrictiva, lo que suscita inquietud tanto para los Bulls o bears. El equilibrio entre la desinflación, el crecimiento y las subidas de tipos de interés a largo plazo continúa. Los alcistas llevan actualmente las de ganar, como demuestran los nuevos máximos del mercado.
Las previsiones de crecimiento económico se están revisando al alza en todo el mundo y se espera que se mantengan estables. Los bancos centrales están adelantando las posibles subidas de tipos. La revalorización a tipos más altos y a más largo plazo ha tenido escasas repercusiones negativas en los mercados de riesgo, en parte debido al entusiasmo que rodea a la IA.
La debilidad de los recientes datos macroeconómicos y su correlación con los flujos de renta variable sugieren que muchos inversores creen que un aterrizaje suave beneficiará a las valoraciones de la renta variable. Una posición sobreponderada en renta variable es considerada, respaldada por un crecimiento moderado del PIB en EE.UU. y un previsible estancamiento en Europa.
A escala mundial, los bancos centrales están dispuestos a recortar los tipos de interés, excepto Japón. El rechazo de la Fed a subir los tipos y el compromiso del BCE y el Banco de Inglaterra de recortarlos a mediados de año han relajado las condiciones financieras, contrarrestando las subidas de la Fed. Este flujo de apoyo ha reavivado el interés de los inversores por la renta variable, y los inversores estadounidenses han vuelto a los mercados europeos.
Los fundamentales son favorables y la valoración de Europa es más atractiva que la de Estados Unidos. También sigue habiendo una gran diferencia en el apoyo fiscal entre las dos regiones, lo que sugiere más alzas para Europa que para EE.UU., siempre que cualquier aumento se dirija de manera eficiente y útil. Estos factores crean una sólida coyuntura para los activos de riesgo en la segunda mitad del año y preferencia por el crecimiento de calidad, ya que este estilo tiende a funcionar bien en un escenario de aterrizaje suave. Por regiones, predilección por Japón a Europa, y Europa a Estados Unidos.
Europa se recupera, con el BCE a la cabeza del ciclo mundial de bajada de tipos de interés. A pesar de ello, el crecimiento seguirá siendo inferior al de EE.UU. debido a la persistente brecha en el gasto de los consumidores. De cara al futuro, con el mercado bursátil alcanzando nuevos máximos históricos y una política fiscal favorable, cabe esperar que la economía estadounidense siga acelerándose en los próximos trimestres.
El PMI de servicios de EE.UU. se encuentra en su nivel más alto, lo que podría retrasar los recortes de tipos de interés. También hay que tener en cuenta factores como el repunte del mercado de renta variable en lo que va de año, las próximas elecciones y las elevadas valoraciones. Los sólidos beneficios, sobre todo de empresas como Nvidia, están impulsando la fortaleza del mercado, junto con el potencial de la IA para impulsar el crecimiento del PIB en el futuro.
La amplitud del mercado sigue siendo reducida, centrándose en las grandes capitalizaciones y los valores relacionados con la IA. El sector tecnológico ha sido durante mucho tiempo uno de los favoritos de los inversores institucionales, que están tomando grandes posiciones, ampliando así los múltiplos de valoración. A pesar de ello, las sólidas perspectivas de beneficios y la solidez de los balances hacen de la tecnología una inversión atractiva, incluso si no se materializa un aterrizaje suave, ya que los ingresos relacionados con la IA se ven menos afectados por los ciclos económicos y de política monetaria.
La transición energética, eclipsado por la caída de los precios del gas, vuelve a ser objeto de atención, ya que su posible escasez podría retrasar la expansión de los centros de datos necesarios para la IA. Además, las grandes capitalizaciones muestran revisiones de beneficios más sólidas, perfiles de márgenes más duraderos y balances más saneados que las pequeñas y medianas capitalizaciones estadounidenses.
Es probable que se mantenga la preferencia por los valores dinámicos hasta que mejoren los datos macroeconómicos y se resuelva la incertidumbre electoral, momento en el que los inversores podrían ampliar su enfoque hacia otros valores.
Ante ello, el inversor puede estar neutral en EE.UU. debido a los problemas de valoración y ¿por qué no? sobreponderar Europa. Los factores que respaldan sobreponderar en Europa son la mejora de los indicadores macroeconómicos, el aumento de la confianza empresarial, el repunte de la actividad empresarial, la atractiva distribución del capital y la infravalorada difusión de la IA.
Se espera que Europa experimente una recuperación de los beneficios en el segundo semestre del año y que continúe la revalorización. Las empresas se muestran optimistas y algunas prevén un segundo semestre más fuerte que el primero. El sentimiento industrial es más neutro debido al retraso de la demanda y al impulso de los precios.
El mercado prevé una recuperación del crecimiento en 2024 y 2025. El PMI compuesto ha subido por encima de 50, gracias a la solidez del PMI de servicios, y el PMI manufacturero que ha mejorado de 45 a principios de año a más de 47. Este punto de inflexión indica históricamente un rendimiento superior inminente de las pequeñas capitalizaciones, que son sensibles a las mejoras económicas, pero llevan más de dos años en niveles de valoración recesivos.
Los inversores aún no han reaccionado y prefieren las grandes capitalizaciones hasta que mejore la estabilidad económica. El endurecimiento de la política monetaria también ha afectado a las pequeñas capitalizaciones. La mejor estrategia es acumular posiciones gradualmente, ya que varios catalizadores, como los recortes de tipos de interés del BCE, la mejora de las condiciones macroeconómicas y el bajo posicionamiento, sugieren un cambio inminente. La reciente mejora de los flujos, con el regreso de los inversores estadounidenses, también podría ser un fuerte catalizador.