Opinión

Turismo: un riesgo para la inflación

  • El BCE y el Banco de España advierten que el alza de precios en el sector servicios enquista el IPC y lo aleja del objetivo del 2%

Los precios del turismo escalan un 10% en 2024. Un incremento que se eleva al 30% si se toman los que había en 2019, año previo a la pandemia del Covid. Por componentes, el aumento más notable se registra en los vuelos nacionales con un alza de casi el 22%.

A continuación están los paquetes vacaciones, que este verano son un 17% más caros que hace un año, cuando ya habían subido un 22% respecto a 2022. Pese a estos incrementos, España sigue siendo un destino asequible comparado con otros países del Mediterráneo, lo que ayuda a que, de nuevo, este año el volumen de reservas esté en máximos.

Esto anticipa una temporada veraniega de gran éxito, que podría hacer que España batiera en 2024 su récord de visitantes extranjeros, superando los 85,2 millones de 2023. Pero independientemente de que al final se alcance dicha cota, la realidad es que la economía nacional y el empleo podrán seguir contando en este ejercicio con la inestimable ayuda del sector turístico. No obstante, el hecho de que el alza de los precios convierta las vacaciones de 2024 en las más caras de la historia también tiene su lado negativo.

Así lo estima el Banco de España, que considera que los servicios, los bienes que no están ligados a la energía y los alimentos, están contribuyendo a enquistar el descenso de la inflación. Gran parte de la culpa la tiene el dinamismo del turismo, con una elevada demanda que también impulsa los precios en restaurantes y en ocio en general. Este fenómeno no solo afecta a España. Según el FMI, también se propaga por Europa, lo que puede frenar los recortes de tipos del BCE. De hecho, el eurobanco ya ha alertado en diversas ocasiones que los precios de los servicios frenan el proceso de desinflación y retrasan la caída del IPC hasta el objetivo del 2%.

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