
La energía eólica marina se ha erigido como una de las grandes alternativas energéticas para contribuir a la descarbonización de la economía global. En 2023, la capacidad operativa total de la eólica marina a nivel mundial ascendió a 67,4 gigavatios, según el Global Wind Energy Council (GWEC). Sin embargo, en España, a pesar de ser una potencia mundial en energía eólica terrestre, la eólica marina sigue siendo una asignatura pendiente. El desarrollo de esta tecnología es crucial no solo para diversificar las fuentes renovables y avanzar en la transición energética, sino también para impulsar la transformación industrial y el desarrollo socioeconómico del país.
Con más de 8.000 kilómetros de costa, España cuenta con un gran potencial para desarrollar la energía eólica marina en Europa. El vasto recurso eólico disponible, su sólida industria y sus avances en desarrollo tecnológico le confieren una posición adecuada. Asimismo, la tecnología de eólica marina flotante ofrece mayor flexibilidad en la instalación de aerogeneradores, permitiendo su ubicación a mayor distancia de la costa, reduciendo el impacto visual y proporcionado mayor compatibilidad con otras actividades marítimas, como la pesca y la navegación. Por tanto, dicha tecnología se convierte en una oportunidad única para desplegar esta energía en el país.
La Hoja de Ruta de la Eólica Marina y las Energías del Mar establecida por el Gobierno, así como la propuesta de actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030, fijan el objetivo de tener operativos 3 GW de capacidad eólica flotante y hasta 60 MW de otras fuentes renovables marinas para 2030; por ello es un imperativo acelerar la aprobación de un marco regulatorio sólido y flexible. Este marco debe aprovechar las ventajas socioeconómicas de la eólica marina y capitalizar la oportunidad de liderazgo industrial y tecnológico que esta energía representa para nuestro país.
En este sentido, urge establecer un marco regulatorio que facilite modelos de negocio rentables que estimulen las inversiones. Y, dicho marco debería ser claro, previsible, estable y transparente, contando además con un calendario plurianual de procesos de concurrencia competitiva que incluya la celebración de una primera subasta de eólica marina en 2025. De este modo, se creará confianza tanto en la cadena de suministro como en los inversores, permitiendo a los mismos preparar sus desarrollos adecuadamente y a tiempo. Asimismo, la comunicación y entendimiento público-privado se considera esencial para el desarrollo correcto de esta tecnología en España, creando sinergias positivas entre todos los actores del sector.
El desarrollo de la eólica marina no solo contribuye a hacer frente al cambio climático y a avanzar en la transición energética, sino que también ofrece un impulso económico y social significativo para las regiones donde se instalan los parques; contribuyendo a la reactivación de comunidades costeras afectadas por la Transición Justa y regiones ultraperiféricas como Canarias. Por consiguiente, esta energía presenta una gran capacidad dinamizadora para los puertos y la industria local, impulsando nuevas inversiones y fomentando el crecimiento regional y nacional, así como creando nuevos puestos de trabajo cualificados y oportunidades profesionales con futuro.
Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), se estima que las fuentes de energía marinas podrían crear alrededor de 40.000 puestos de trabajo. De esta manera, la construcción de parques eólicos flotantes, las infraestructuras necesarias, la fabricación y/o ensamblaje de sus componentes, y la operación y mantenimiento de los parques generan multitud de empleos directos e indirectos, beneficiando a las economías locales.
Indudablemente, la eólica marina también es una oportunidad para colocar al territorio y la sostenibilidad en el centro. Por ello, es fundamental desarrollar soluciones sostenibles en los proyectos, mejorando aspectos cruciales para combatir el cambio climático, reduciendo el impacto en la biodiversidad y fomentando la economía circular y los beneficios locales. En este sentido, la implicación con las comunidades locales y la colaboración proactiva con otros usuarios del mar, como pescadores, operadores turísticos y partes interesadas en el transporte marítimo, son claves para asegurar la coexistencia y compatibilidad de actividades.
Con todo, España tiene el viento a favor para ser un importante jugador en eólica marina. Sin embargo, para que este potencial se haga realidad, es fundamental establecer un marco regulatorio sólido y flexible que facilite el desarrollo de esta tecnología, permitiendo impulsar el crecimiento socioeconómico, la creación de empleo y el desarrollo sostenible. La eólica marina representa una apuesta segura para impulsar el futuro energético de nuestro país.