
Pese al discurso triunfalista del Gobierno sobre la recuperación del empleo, los datos reflejan que esta mejora debe mucho al incremento de los empleados públicos.
No en vano, el número de funcionarios ha crecido en casi 500.000 desde el año 2018, el primero en el que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa, hasta superar los 3,7 millones. En favor del Ejecutivo está que más de 300.000 de esos nuevos funcionarios corresponden a las comunidades autónomas. Pero eso no quiere decir que la Administración Central no haya disparado también la incorporación de trabajadores.
De hecho, la era de Sánchez en Moncloa se salda con un total de 224.557 ofertas de empleo público, tras sumar la convocatoria de 40.121 nuevas plazas que el Consejo de Ministros aprobará el próximo martes. Esta cifra casi cuadruplica –la eleva en un 369%– a la acumulada bajo el mandato de Mariano Rajoy. Queda así patente que el alza de funcionarios impulsada por el Gobierno de coalición sólo puede ser calificada de desmedida.
A ello contribuye que la Seguridad Social también ha impulsado las contrataciones en los últimos años. Pero, además, el aumento de los funcionarios también evidencia hasta qué punto el Gobierno no ha sido capaz de canalizar la reactivación económica y el desembarco de los fondos europeos en favor de la economía productiva.
Tanto es así que, en proporción, la plantilla de las administraciones ha crecido casi seis veces más que la de las empresas en los últimos cinco años. Una brecha que ahonda aún más el grave problema de la baja productividad, que tradicionalmente presenta el sector público frente al privado, hasta convertirlo en un freno para la recuperación del mercado laboral con la mayor tasa de paro de la Unión Europea.