El pacto social de la Constitución Española de 1978 fue el punto de partida de nuestra monarquía parlamentaria, una de las pocas que se mantienen en Europa. La figura del Rey, como jefe del Estado, ha contribuido desde entonces a la consolidación de unas instituciones que han llevado a nuestro país a protagonizar su mayor época de prosperidad.
Felipe VI asumió su rol en un momento en el que España iniciaba su recuperación tras la crisis financiera de 2008 y en un escenario político en proceso de cambio, con nuevas formaciones que irrumpían en el bipartidismo de las dos décadas anteriores. Diez años después, vemos consolidada su figura para seguir ofreciendo la necesaria solidez institucional.
Las empresas hemos contado siempre con su apoyo, y muy especialmente para impulsar nuestra internacionalización, ejerciendo de ilustre embajador.
El sector energético ha contribuido sin duda al progreso del país. La energía es clave para el avance y bienestar de las personas y las sociedades. En este sentido, Naturgy ha sentido siempre el amparo de la institución que Felipe VI representa, en su calidad de empresa que vela por la sostenibilidad, la seguridad de suministro y una oferta asequible para todos nuestros clientes.
Asimismo, ha contribuido a consolidar una imagen de nuestro país como nación sólida, estable y confiable. Su vocación integradora es claramente un ejemplo de estabilidad política, social y económica, valores hoy en día, si cabe, más necesarios que nunca.
El mejor indicador de la solidez de las democracias es la fortaleza de sus instituciones, que sin duda está relacionada directamente con las personas que las lideran. Por ello, la celebración de este décimo aniversario demuestra que la monarquía sigue contribuyendo positivamente al posicionamiento de nuestro país en el mundo.