
El 9-J ha propinado el descrédito del eje franco-alemán que cimenta la UE desde sus orígenes. Ello debido al crecimiento de la ultraderecha que ha capitalizado el descontento de muchos ciudadanos europeos con las políticas llevadas a cabo por Bruselas.
Es el caso del Pacto Verde, que propicia la desventaja competitiva de la Unión en sectores como la industria o el agrario. Lo mismo pasa con el vehículo eléctrico al abrir de par en par las puertas de la UE a los subvencionados coches chinos, lo que daña al motor del Viejo Continente. En este contexto, la enmienda a la totalidad a las medidas económicas de Bruselas impulsadas por París y Berlín aboca a la UE a realizar reformas en energía y comercio, para incrementar su competitividad.