Opinión

Golpe a la reputación presidencial

Hace cinco meses Begoña Gómez constituyó una empresa llamada Transforma TSC cuyo negocio consiste en ofrecer servicios de consultoría a las pymes. Con ese fin, la sociedad ofrece a estas empresas mejorar su financiación y un mayor acceso a los inversores. La firma de la mujer de Pedro Sánchez utiliza como reclamo un software propiedad de la Universidad Complutense.

Una herramienta creada por Telefónica, Indra y Google, tras recibir la visita de Gómez en la que pidió a estas empresas su colaboración desinteresada. En principio, dicho programa informático no puede utilizarse fuera de la Universidad, pero Transforma TSC ofrece el uso gratuito del mismo a cambio de otra serie de servicios en los que no especifica su coste.

No obstante, es previsible que no sean gratis ya que se trata de una empresa con ánimo de lucro. Gómez está, presumiblemente, tratando de hacer negocio con una herramienta que consiguió a coste cero sirviéndose de su posición de primera dama. Es cierto que su acción no es suficiente indicio de que cometiera delito de tráfico de influencias, y que será la Justicia la que tendrá que pronunciarse al respecto.

También es verdad que, al contrario de lo que ocurre en otros países, en España no está regulada la figura de primera dama, aspecto que debería resolverse, por lo que nada impide a Gómez trabajar en lo que considere oportuno. Pero es evidente que servirse de su posición para pedir favores al Ibex de los que luego trata de sacar provecho económico es un acción criticable desde un punto de visto ético. Además, se trata de un comportamiento que perjudica al presidente del Gobierno, que conocía con antelación sus gestiones y las debería haber evitado para no deteriorar su reputación y eludir la investigación judicial en marcha.

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