
Hay que retraerse a la época del Covid para ver la situación que vivía la ciudadanía, y especialmente los autónomos, a los que se les obligó a cerrar de la noche a la mañana sus negocios, sus actividades, su manutención diaria, pero seguir pagando todo… En pleno confinamiento, se puso en marcha, tras la insistencia de ATA de que no se nos podía dejar abandonados a los autónomos y que había una herramienta como el cese de actividad para aliviar nuestra carga, una prestación similar a la de los ERTE para los empleados. Y cuando se pudo ir abriendo, se amplío a una prestación extraordinaria por cese de actividad, para aquellos que no podían ejercer su actividad de forma completa y tenían una caída de los ingresos de más del 75% por las restricciones.
Con esta medida, se reducían los efectos económicos que la pandemia conllevaba. Para solicitarla, el autónomo únicamente debía presentar una declaración responsable confirmando que cumplía con los requisitos, para no añadir más cargas y trámites a la ya difícil situación. Así, se concedieron más de un millón y medio de prestaciones a nuestro colectivo.
Cuatro años después, se ha procedido a su revisión y a solicitar alguna documentación para ver si se cumplía con las exigencias de los requisitos, lo que ha devengado, en algunos casos en los que no se ha podido acreditar, en solicitudes de devolución.
Una barbaridad
Desde ATA, creemos que es una barbaridad que cuatro años más tarde se estén reclamando este tipo de ayudas a nuestro colectivo. La demora en las revisiones está generando muchos problemas. Hay que tener en cuenta que muchos autónomos se han jubilado en este periodo o ya no continúan con su actividad o que hay autónomos que no pueden justificar esa caída. ¿Cómo justifica, por ejemplo, la caída de ingresos un taxista que tributaba por módulos y no por estimación directa?
Nos pidieron cerrar nuestro negocio y dejar de trabajar sin recibir ingresos y ahora, cuatro años más tarde, nos piden devolver estas ayudas que solicitamos cuando las necesitábamos. Sí, las necesitábamos.
Ahora, la situación ha cambiado y los datos son favorables. Recientemente, comprobamos que el número de autónomos ha aumentado en 11.987 personas en abril en comparación con el mes de marzo en toda España, subida que es impulsada, sobre todo, por el crecimiento de autónomos registrado en Andalucía (+2.903) y en Islas Baleares (+2.772). Los autónomos antes y ahora hemos estado al pie del cañón, arrimando el hombro cuando era necesario e impulsando la economía cuando se puede. Es por ello que consideramos desproporcionada esta situación y que llega tarde y mal.
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