Opinión

Empresas y empleo exigen trabajo y diálogo este Primero de Mayo

  • Este Primero de Mayo está marcado  por la confrontación institucional y la incertidumbre

Cada Primero de Mayo, cuando celebramos el Día Internacional de los Trabajadores, queda patente cómo el contexto cambiante va condicionando de un año a otro la forma en la que lo festejamos; las manifestaciones o las consignas que se difunden o los discursos que elaboramos aquellos que estamos en el ruedo de la opinión pública. Este Primero de Mayo tiene su propio contexto, que bien podríamos decir sin ambages que es de incertidumbre y, por momentos, de inestabilidad o confrontación institucional. Sin embargo, desde el mundo de la empresa creemos que, más que nunca, sería un error dejarse llevar por lo variable de la coyuntura, por el seguimiento cortoplacista de la actualidad o por el intercambio declarativo del día. Hacerlo sería alejarse de la senda de lo que realmente importa.

Lo fundamental, por el beneficio de todos, es centrarse en buscar la forma de que nuestra economía pueda seguir creciendo y creando empleo en un entorno altamente volátil desde la óptica geopolítica. También que pueda afrontar, al mismo tiempo, las transformaciones que ya estamos viviendo, como la digital o la medioambiental, o hacer frente con garantías de éxito a desafíos como la despoblación o el envejecimiento. Quizás sería conveniente aprovechar este Primero de Mayo para preguntarnos si lo que acontece en uno y otro momento está al servicio de estos objetivos. Si nuestras actuaciones o lo que manifestamos se alinea con este horizonte.

En el caso de CEOE, tenemos claro que tenemos, entre todos, que buscar la forma de configurar una economía en la que las empresas desarrollen su actividad en un entorno propicio, para que sirvan de locomotora económica en un contexto europeo cada día más competitivo. Que puedan también liderar esa doble transición digital y medioambiental. Que podamos seguir generando más empleo y de más calidad.

Y por eso tenemos la mirada puesta estos días en unas elecciones clave, las del próximo 9 de junio en el Parlamento Europeo, que darán paso a un nuevo ciclo institucional en la UE, fundamental para reforzar nuestra autonomía estratégica, avanzar en el mercado único, plantear una nueva ampliación de la Unión y, en definitiva, aumentar la competitividad de nuestro entorno económico. Centrarnos en lo importante no es una sugerencia, es una reivindicación. Una demanda que las empresas españolas formulamos sin lema, porque es una petición que llevamos realizando desde hace mucho tiempo, no solo ahora.

En todo caso, podríamos resumirla en una llamada a trabajar con las empresas grandes, las pymes y los autónomos-- por el empleo, con el genuino objetivo de lograr los mejores parámetros en el mercado laboral, entendiendo que antes de ello es necesario lograr el mejor desempeño posible por parte de nuestras compañías, las de todos.

Por tanto, como presidente de los empresarios españoles llamo a reducir el ruido y centrarnos en el trabajo; atenuar la confrontación y la crítica, y centrarnos en las posibilidades de concertación. Nada mejor para ello que hablar en el espacio privilegiado que hemos construido entre todos desde la promulgación de la Constitución de 1978, que es el diálogo social. Esa infraestructura de país ha sido el vehículo para que entre todos, fundamentalmente entre las organizaciones empresariales y sindicales que representamos a la inmensa mayoría de nuestras empresas y trabajadores, hayamos podido ir dando solución a los desafíos que España ha ido encontrando por el camino.

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