
El Ministerio de Economía elabora trimestralmente un índice que compara la competitividad de nuestro país frente a la eurozona. Como el tipo de cambio es igual entre los miembros del euro y la inflación nos es más favorable, es más que obvio que las cargas en impuestos sobre el trabajo y cotizaciones sociales son las razones que determinan la ganancia o pérdida de competitividad.
Pues bien, esta variable mejoró respecto a nuestros vecinos comunitarios durante los años 2021 y 2022, debido a que el aumento de los salarios fue menor en España que en resto de la eurozona. Esto supuso una clara ventaja para nuestro país a la hora de exportar, un aspecto clave para explicar la recuperación de la economía nacional tras el Covid.
Pero esa ganancia de competitividad se revirtió el pasado año. Así lo reconoce Economía, que restó cuatro punto a España frente a los países europeos en 2023. Una merma que claramente se ha producido por el incremento de los costes laborales, donde se incluyen el IRPF y las cuotas a la Seguridad Social, que escalaron un 5% en el pasado ejercicio.
A la vista está que la reforma de pensiones es juez y parte de este aumento al incluir una nueva cotización, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que aumentó el tipo aplicado sobre las nóminas en 0,6 puntos el pasado curso. De hecho, en la comparativa del cuarto trimestre de 2023 frente al mismo periodo de 2022, las empresas y trabajadores abonaron un 7% más cotizaciones sociales, lo que explica el deterioro de la competitividad con los países de euro. Un merma que lastra nuestras exportaciones en un contexto de ralentización económica y en el que la actividad exterior debería volver a ser un motor clave para el impulso del PIB.