La baja productividad es una de las grandes lacras de la economía española. De hecho la brecha que nos separa en esta variable con los países europeos fue lo que provocó que ni siquiera en la época del milagro económico español (los años previos a la crisis financiera de 2008) se pudiera reducir la distancia que nos separa en riqueza con el resto de la UE. No obstante, este mal desempeño nacional tiene excepeciones. En concreto, el campo que es 14 puntos más eficiente que el promedio de la Unión Europea desde 1995. Un dato que le convierte en el único sector a nivel nacional que supera la media comunitaria en productividad. Toda una proeza que el sector primario ha logrado gracias a la incorporación de maquinaría y por su apuesta en el ámbito de la innovación. Porque solo así se puede entender que los agricultores hayan sido capaces de crear un vergel en un terreno desértico como es el caso de Almería.
El sector primario nacional es 14 puntos más eficiente que el promedio de la Unión Europea desde el año 1995
Por si fuera poco, las inversiones en regadío han permitido que el campo nacional produzca lo mismo con menos uso de agua. En cuanto a la ganadería, sectores como el porcino también son referentes a nivel mundial en productividad. Pese a ello, las explotaciones atraviesan una importante crisis por el cambio climático, pero también por una transición ecológica acelerada en la UE, que ha provocado un exceso de regulación que eleva los costes. Además, estas medidas han generado competencia desleal por parte de países extranjeros que no deben cumplir las mismas normas en materia de sostenibilidad. Urge revertir esta situación para que la lección del campo español en productividad no caiga en saco roto y permita a las explotaciones lograr una rentabilidad acorde al esfuerzo realizado.
