Es el de su propia escala otro reto actual ante el que se encuentran hoy las Agendas Urbanas en nuestro país. Desde la configuración de la Agenda Urbana Española y hasta el momento, son pocas las Comunidades Autónomas que han abordado el dotarse de una Agenda propia. Probablemente la escasa dimensión alcanzada por los instrumentos de ordenación territorial tenga que ver con este desarrollo a todas luces escaso.
¿Es esta la verdadera razón de esta realidad? ¿Los "grandes territorios" que no han movido una Agenda entienden que los instrumentos de ordenación territorial sirven para realizar esta función? ¿Son en definitiva equivalentes las Agendas Urbanas subnacionales y los instrumentos de ordenación territorial de las distintas CC.AA.?
En Castilla-La Mancha, la principal iniciativa de ordenación territorial hasta la fecha ha sido, y fue en 2011, el "no nato" Plan de Ordenación Territorial de Castilla-La Mancha. Los problemas que impidieron que viese la luz fueron -a mi juicio y con la perspectiva que otrogan unos cuantos años- tanto, por un lado, una cuestión de escala, pues se trató de abordar de manera unívoca un territorio muy diverso y amplio que cuenta con cerca de 80.000 km2; y, por otro lado, el haber pretendido, en el seno de esta diversidad de tan diferentes territorios e intereses, conformar más un instrumento de ordenación que de planificación estratégica.
La realidad hoy en Castilla-La Mancha ha variado mucho desde entonces y por muy diversas causas y ello sin duda ha de afectar a cualquier iniciativa planificadora que se refiere a su territorio, pero quizás, una de las más recientes y relevantes, haya sido la aprobación en 2021 de dos documentos fundamentales para su desarrollo como Región, como han sido la Ley de
Medidas Económicas, Sociales y Tributarias frente a la Despoblación y para el Desarrollo del Medio Rural en Castilla-La Mancha, y, derivado de ésta, la Estrategia Regional Frente a la Despoblación en Castilla-La Mancha 2021-2031.
Y son fundamentales porque suponen, desde el ámbito regional, abordar uno de los principales problemas que aquejan de manera estructural no sólo a Castilla-La Mancha sino al conjunto del país, como es el tratamiento de las situaciones de pérdida de despoblación y necesidades de desarrollo de amplias zonas de sus entornos rurales y de los pequeños municipios asentados en éstos.
En palabras de la propia Estrategia: "Uno de los problemas estructurales que tiene Castilla-La Mancha en amplias zonas rurales es el fenómeno de la despoblación, que no es un problema aislado, sino que afecta a un gran número de territorios de España y de Europa.
Merece destacar que 619 municipios en la Región (el 67% del total) tienen una densidad de población inferior a 12,5 hab./Km2 y, de ellos 535 (el 58% del total) tienen una densidad de menos de 8 hab./Km2. Esto significa, que hay zonas rurales con niveles de despoblación muy por encima de la media nacional y europea.
Castilla-La Mancha cuenta con un total de 919 municipios, y el intervalo más representativo son los municipios de menos de 2.000 habitantes, que suponen el 80% del total, en concreto 739, donde tan solo vive el 15% de la población regional. Son precisamente, estos municipios más pequeños los que más sufren los efectos de la despoblación, es decir, la baja densidad, saldo vegetativo negativo, el envejecimiento, la masculinización o la desertización. Además destacar que, según disminuye el tamaño de los municipios, se incrementan estos rasgos negativos."
Estos dos instrumentos, Ley y Estrategia, constituyen, de inicio, un cuerpo unificado pensado para planificar una serie de acciones públicas en el ámbito rural de Castilla-La Mancha que tratan de incidir de una manera efectiva en este territorio por medio de un conjunto de objetivos y medidas que se van decantando paulatinamente a modo de una auténtica Agenda Urbana de ámbito subnacional.
Además de ello, estos instrumentos, al hilo de lo preceptuado desde la propia AUE, no han de limitar su acción tan solo al medio rural, sino que ellos mismos reconocen como imprescindible y por ende buscan la imprescindible interacción entre éste y las ciudades medias y mayores más urbanas.
Se entiende que estos núcleos constituyen un referente para aquel y un necesario punto de engarce de un territorio que es complejo e indisoluble. Uno de los objetivos, por tanto, es que lo urbano interactúe y hasta que de algún modo "esté al servicio" de lo rural, que reconozca las necesidades de éste y que actúe de manera dirigida para colmarlas desde una posición de referencia para ese entorno menos desarrollado en el que, de un modo u otro, finalmente se integran: no hay campo sin ciudad, ni ciudad sin campo; todos los territorios y todos los elementos de los territorios interactúan de forma continua entre sí.
De este modo, la propuesta en Castilla-La Mancha es partir de una Agenda Urbana subnacional como es la conformada por la Ley y la Estrategia contra la Despoblación, verdaderos instrumentos de planificación (y ordenación territorial) formados por un conjunto de objetivos y medidas que es preciso plasmar en su especial ámbito de referencia: el medio rural, pero también con referencias y conexión respecto de los espacios urbanos que coexisten y coaligan con éste.
La fase de confección y aprobación de esta Agenda está pues en cierto modo definida y planteada y procede ahora su implantación. Y aquí es preciso una nueva reflexión en cuanto al idóneo enfoque de tal acción. La escala de una Región tan amplia en superficie y tan plural en territorios y necesidades como la de Castilla-La Mancha hace precisa que esa planificación
estratégica general se concrete "a modo de zoom" en cada uno de los diversos ámbitos o territorios que la conforman. No basta por tanto con medidas genéricas sin considerar en qué concreto territorio de la Región han de aplicarse, pues resulta evidente que no pueden ser las mismas las demandas de la comarca de la Alcarria conquense que las que existan en el Valle de Alcudia al sur de la provincia de Ciudad Real, por ejemplo, como tampoco son iguales sus necesidades.
Es preciso concretar el foco de la acción aún más. No basta ya el nivel subnacional sino que hemos de fijarnos ya en el subautonómico. Una necesidad que viene ya reconocida expresamente desde la propia Ley contra la despoblación cuando procede a una zonificación completa de la Región y de su medio rural teniendo "en cuenta criterios demográficos, de actividad económica, de usos del suelo y de accesibilidad en relación al medio urbano".
En definitiva, y sobre estas zonas predefinidas por la Ley, es preciso crear un instrumento adecuado para la implantación de los objetivos y de las medidas definidos en aquella, primero, y concretados en su Estrategia, después. Estos instrumentos constituirán verdaderas Agendas Urbanas subautonómicas que se referirán con especificidad a cada una de dichas zonas y que, apoyándose, en colectivos tan relevantes entre otros como los Grupos de Acción Local, traten de lograr la efectiva implantación de todos los objetivos y medidas de la Agenda Urbana subnacional que conforman la Ley y la Estrategia contra la despoblación y para el desarrollo del medio rural de Castilla-La Mancha. Para ello han de concretarse en estas Agendas acciones directas y específicas a plasmar en cada territorio haciendo, por un lado, referencia al detalle de su contenido, de su calendario y de su forma de financiación y sin olvidar, por otro, la decisiva influencia de aquellos instrumentos de referencia como son la Agenda 2030 y la AUE, entre otros.
Es sin duda el iniciado un camino largo y complejo que hay que recorrer para alcanzar las metas pretendidas y ello aunque alguna de ellas pudiera quedarse por el camino y otras incluso pudieran llegar a apartarse de éste. En beneficio de nuestros territorios es preciso pues empezar a recorrerlo de manera decidida ya, puesto que, como dijo Amin Maalouf en su célebre obra León el africano, "incluso mi padre, tenía derecho a errar el camino si creía perseguir la felicidad."
Viceconsejero de Planificación Estratégica de la Junta De Comunidades Castilla-La Mancha
