El Banco de España desvela la delicada situación de la industria nacional en su Central de Balances. Así, la entidad destaca un desplome del beneficio bruto de este sector (antes de impuestos e intereses) del 40% en el segundo trimestre del año.
Una caída que, además, viene precedida de la del 15% registrada hasta marzo. Los datos reflejan así una tendencia preocupante de la actividad de un sector que debería ser clave para mejorar la productividad y el valor añadido de la economía española. La alarmante pérdida de rentabilidad de la industria se explica por la unión de dos factores. El primero es la caída de las ventas del 7,1% por la menor demanda. El segundo es el incremento de los costes de personal del 9,6% tras un alza de la remuneración salarial del 6,5% en el segundo trimestre, muy por encima de la inflación. La industria se enfrenta así a una tormenta perfecta que amenaza su propia viabilidad con menos ingresos y más gastos. Un escenario que ya tiene consecuencias para el mercado laboral. No en vano, la última EPA dio a conocer el peor segundo trimestre para el empleo industrial en una década, con la destrucción de más de 60.000 puestos de trabajo durante la primavera.
El sector sufre una caída del 40% del beneficio bruto por la caída de la facturación y el alza de los gastos salariales
Con todo, lo más alarmante es que este contexto negativo para la actividad se mantendrá, e incluso podría ir a peor, en los próximos meses. Ello debido al alza que ya se está contemplando en los costes energéticos y que impulsarán la partida de gastos de estas compañías. Por si fuera poco, la ralentización de la economía europea traerá consigo una mayor debilidad de la demanda, lo que se traducirá en menos pedidos. El sector, por tanto, se enfrenta a un año muy complicado en el que no podrá recuperarse de la crisis que arrastra desde los tiempos del Covid.