
El sanchismo, tan proclive al engaño, define a su Gobierno y a sus sostenedores como "coalición de progresistas". Tengo más que dudas de que el neo feminismo de las podemitas que han ocupado el Ministerio de Igualdad sea progresista, pero lo que sí sé es que el separatismo catalán y vasco tiene de progresista lo mismo que yo tengo de obispo. Félix de Azúa, que conoce bien el separatismo catalán, ha escrito que "los nacionalistas fanáticos viven en un pasado imaginario porque para ellos el futuro es el puro recuerdo de un tiempo que nunca existió, excepto en sus fantasías. Por eso no hay nada que negociar con esa gente".
No sabemos lo que al final va a concederles el siniestro presidente en funciones, pero aún no ha aprendido lo que todos sabemos desde hace medio siglo: cada vez que les das algo a los arrogantes nacionalistas, siempre lo van a considerar un signo de debilidad, y en consecuencia van a pedir (ellos lo llaman "exigir") algo más. Ante la escandalosa oferta de amnistía disimulada bajo cualquier disfraz, ya han dicho que eso sólo es el principio. Destruir el sistema judicial español es, para esa gente, muy poca cosa.
Los partidos europeos de extrema derecha no les llegan ni los zapatos a los separatistas catalanes. En efecto, ninguno de los partidos europeos pide la destrucción de poder judicial, tampoco exigen la destrucción de Francia, Alemania, Holanda o Suecia. Los más parecidos a los catalanes son los flamencos, pero ellos, ya se sabe, crecieron animados por Hitler.
Los españoles normales y corrientes debemos tener muy claro que los partidos nacionalistas vascos y catalanes son racistas, xenófobos, supremacistas y de extrema derecha. Si uno se acerca a lo escrito o dicho por Sabino Arana, el fundador del PNV, no encuentra allí respecto a los vascos algo distinto de lo que los nazis predicaban acerca de la superioridad de la raza aria. Y algo parecido –si no igual– cabe decir de lo escrito por los que iniciaron el nacionalismo catalán. Después de que Hitler se pegara un tiro en la sien en mayo de 1945 ya nadie se atrevió a hablar de "raza superior". Pero además de fijar en la lengua propia esa "notable diferencia", hoy, los historiadores catalanistas sostienen muy en serio que Santa Teresas de Jesús había nacido en Cataluña, lo mismo que Miguel de Cervantes y hasta Leonardo da Vinci.
Un partido como Vox, al que los medios pro sanchistas tildan de "extrema derecha", es simplemente un partido conservador, pero no es racista, ni quiere cargarse la independencia judicial, ni imponer una sola lengua a toda la población. Por eso no es fácil explicarle a un extranjero que en España la extrema derecha nacionalista recibe un trato obsequioso por parte del socialismo actual. Más difícil aún es explicarles que, aunque dicen ser de izquierdas, sólo les importa el poder que habita en la Moncloa.
Félix de Azúa terminaba su artículo con estas palabras: "Me indigna que junto a las cien lenguas nacionalistas de España que van a usar en el Parlamento, no hayan incluido el silbo canario. Con lo bonito que sería ver a la bancada progresista piando como jilgueros…"