Opinión

El anticipo de un parón en el PIB

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Los datos más recientes (mayo de 2023) sobre el comportamiento del IVA en España muestran una evolución preocupante. El más importante de los impuestos indirectos vio cómo se reducía su recaudación casi un 4% con respecto al año pasado. Se trata de un traspié muy abrupto, considerando la fortaleza que esta figura impositiva exhibía en este año con un crecimiento recurrente, que en febrero llegó a superar el 10%.

La rápida (y cuantiosa) caída de la recaudación que ahora sufre el IVA constituye un fenómeno demasiado anómalo como para atribuirlo únicamente al efecto de la reducción del tipo que grava un espectro muy limitado de productos básicos, y que entró en vigor el pasado enero. Los fiscalistas consultados por elEconomista.es alertan, en consecuencia, de que está actuando una fuerza de mucho mayor calado, como es la debilidad de la demanda interna española. Es un vaticinio coherente con la última estadística de la Contabilidad Nacional, la cual delató que el PIB creció en el primer trimestre aupado casi en exclusiva por factores externos, como la exportación y la llegada de las ayudas europeas. La recaudación del IVA es una variable íntimamente ligada con el comportamiento del consumo y la inversión de hogares y empresas, y estos últimos se encuentran en serias dificultades tras las alzas de tipos continuadas del BCE. Los crecientes problemas de la eurozona ?(con la actividad de sus empresas en mínimos de seis meses, según el índice PMI) en nada contribuirá a mejorar esa situación. Se amontonan así las señales de alerta que apuntan a un frenazo de la economía española en el segundo semestre de este ejercicio.

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