
El precio disparado de la electricidad ocupaba hasta hace muy poco la atención de todos (empresas, particulares, políticos y medios de comunicación). En medio de una gran polémica se tomaron medidas notorias para hacer frente a la crisis, singularmente, aunque no solo, la rebaja de impuestos a la electricidad y la llamada excepción ibérica, que desvincula los precios de la electricidad de los entonces enloquecidos precios del gas. Nada nos asegura que todo esto no vuelva a pasar.
Sin embargo, a lo largo de los últimos años y con mucho menos ruido que el generado por ese episodio de crisis energética, en España se viene produciendo una expansión realmente espectacular de las instalaciones de energía renovable, de "molinos" y placas solares. Sin duda es una buena noticia para todos. Contar con energía gratuita aportada por el sol o el viento siempre ha sido un sueño y España tiene en esas tecnologías una verdadera oportunidad como país.
El sistema marginalista de establecimiento de precios, que durante la reciente crisis amplificó los problemas creados por los costes disparados del gas, ha sido durante años un método muy eficaz para premiar la eficiencia e impulsar las tecnologías más baratas en Europa, impulsando la buena situación de las renovables.
España tiene en este momento una capacidad instalada de renovables muy alta que, además, continúa creciendo. De hecho, la principal barrera en este momento no es la inversión necesaria sino la tramitación de los proyectos, que requieren de estudios ambientales y técnicos previos y el concurso de todos los niveles de la Administración.
Cuando digo que la naturaleza nos puede proveer de energía gratuita e inagotable, debo matizar que, aunque el coste marginal de un KWh renovable sea cercano a cero, nunca será cero, porque cualquiera puede entender que las plantas generadoras requieren atención y, sobre todo, inversiones iniciales que deben ser amortizadas a lo largo de su vida útil.
Y ahí surge el problema que da título a este artículo: en un mercado con alto coste de capital (inversión) y muy bajo coste de operación, que el precio final solo tenga en cuenta el coste operativo es muy peligroso para el sistema porque resulta disuasorio. Nadie va a querer invertir en la construcción de una planta que nunca podrá amortizar a los precios que marca una subasta marginalista. Habrá que encontrar una fórmula razonable entre unos precios puntualmente enloquecidos con la crisis del gas y precios a cero por la abundancia de sol.
El sector eléctrico, los Gobiernos y la Unión Europea, son plenamente conscientes de este problema y en este momento se discuten las soluciones que Europa adoptará para afrontarlo. No va a ser fácil porque, aunque todos están conectados, cada país tiene una estructura de producción diferente. España es uno de los mejor situados en cuanto a renovables, pero por eso mismo, puede ser el primero en verse afectado por el peligro de una energía a precios cuasi cero, que paralicen el interés de los inversores.
Que el precio final solo tenga en cuenta el coste operativo es muy peligroso para el sistema porque resulta disuasorio
Desde Feníe Energía, como comercializadora independiente de energía y como actor de tamaño medio en el sector, hemos enviado a Europa varios comentarios en relación con la propuesta de nuevo reglamento europeo del mercado eléctrico. Nuestras aportaciones tienen por objetivo evitar las disfunciones que sin duda se van a producir durante la transición hacia un mercado eléctrico 100% renovable.
Aparecerán más dificultades técnicas en nudos de la red, por la mayor dispersión de las plantas de generación; será necesario un control de los contratos de grandes empresas generadoras con sus propias comercializadoras (que generan distorsiones en el libre mercado) y se harán imprescindibles tanto el almacenamiento como los contratos a plazo que contribuyan a estabilizar el mercado.
Estamos viviendo tiempos extraordinarios, que van a transformar nuestra forma de generar y consumir energía, y que sin duda nos traerán una situación ambiental mejor y harán a Europa más autónoma y más innovadora. Pero también encontraremos problemas, como es natural cuando se acometen grandes cambios y situaciones tan paradójicas como la que he señalado en el titular.