
El sector industrial se frenó en abril. De hecho, su cifra de negocio cayó un 8,1% en comparación con el mismo mes de 2022. Esto supone el mayor descenso en más de dos años.
Es cierto que las manufacturas habían sellado 25 meses seguidos con resultados expansivos, pero el hecho de haber sufrido un golpe tan profundo, la tasa fue 17,7 puntos inferior a la de marzo, refleja que el sector tiene grandes dificultades para poder trasladar a los precios el encarecimiento que la alta inflación está produciendo en los procesos de producción. Un problema al que se une el mal desempeño económico de la Unión Europea. Esto supone una seria amenaza para nuestra industria, ya que implica una reducción de la demanda en el que es es el principal destino geográfico de las ventas del sector en el exterior. Ambos factores complicarán el ejercicio para las manufacturas españolas.