
El euríbor, el índice al que están refererenciadas la mayoría de hipotecas a tipo variable, rompió ayer la barrera del 4% por primera vez desde 2008. Este indicador suele ir de la mano de los tipos en la eurozona. El incremento en 25 puntos básicos realizado el jueves por el BCE y el discurso de Christine Lagarde anticipando nuevas subidas, explica la escalada del euríbor.
Una tendencia al alza que ha encarecido en 300 euros mensuales el coste de las hipotecas en menos de un año, lo que está provocando una importante caída de la demanda. Tanto es así que la concesión de crédito acumuló hasta marzo cuatro meses consecutivos a la baja, aunque creció un 8% en abril.
Pero este incremento es engañoso, ya que el 40% de la financiación contratada correspondió a renegociaciones. Esto evidencia que el alza de tipos está poniendo en serias dificultades a muchas familias. Para frenar la caída de la demanda, la banca lanzó recientemente al mercado productos que aumentan las bonificaciones para compensar las alzas del euríbor. Así, por ejemplo, se establecen diversos diferenciales en función del comportamiento del índice. Ahora, las entidades van un paso más allá y levantan la mano con el crédito.
En concreto, elevan del 35% al 40% el porcentaje máximo que el total de la deuda puede llevarse de los ingresos de los clientes para que la operación sea analizada por los departamentos de riesgo. Además, la banca está alargando los plazos de vencimiento de las hipotecas (de 30 a 40 años en los préstamos mixtos por ejemplo) para reducir la cuota mensual de los clientes pese al alza de tipos. Unos cambios oportunos con los que la banca busca evitar pérdidas en el negocio crediticio y que también suponen un importante balón de oxígeno para muchos hipotecados.