
Desde enero de 2021, los precios han subido un 14,5%, dificultando en gran medida encontrar inversiones que compensen el alza del IPC. No en vano, la bolsa se ha convertido en el único activo que ha sido capaz de ofrecer rentabilidades reales positivas en dicho periodo. Así, Wall Street ha generado un retorno del 18,3% con dividendos una vez descontado el factor precio.
Pese a ello, la inversión directa en renta variable no es una opción para la mayoría de los hogares españoles. Tanto es así que la bolsa solo pesa un 9,5% en la estructura del ahorro financiero de las familias, que prefieren apostar por la renta fija, el ladrillo o los depósitos.
Ello pese a que estos activos están muy lejos de proteger frente a la inflación. Urge por ello una mayor cultura financiera.