Opinión

Maduro, Petro y el ELN: Gobernanza criminal en Venezuela

  • El ELN es un grupo insurgente en Colombia y una fuerza apoyada por el Estado en Venezuela
  • "Se convierte en la guerrilla sin revolución, que gobierna sin tomar el poder"

Durante los últimos años, especialmente, en 2021 y en 2022, Venezuela ha sido el escenario o bien de combates entre las facciones de los grupos disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), llamados ex-FARC Mafia, o bien de enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas de Venezuela y estos grupos, que, en ambos casos, se han saldado de forma muy negativa para los guerrilleros.

El Ejército de Liberación Nacional (ELN) supo mantenerse al margen de todos estos conflictos, que fueron importados a Venezuela desde Colombia, y, en, 2022, dio un paso más en su proceso de enraizamiento en Venezuela al colaborar con sectores de sus Fuerzas Armadas en la lucha contra el Frente 10, que acabó siendo expulsado del país.

La penetración social, económica y política de las guerrillas colombianas -en especial, el ELN y algunos de los grupos disidentes de las FARC- en Venezuela es tan profunda que han reproducido en este país las estructuras con las que operaban en Colombia, especialmente, en todo lo relacionado de la gestión del modelo de negocio del narco, es decir, tráfico, laboratorios o pistas de despegue y de aterrizaje.

Así, el modelo de gestión que el ELN había establecido en el departamento de Arauca, su bastión en Colombia, de dónde no ha podido ser expulsado por el gobierno y dónde el grupo guerrillero tiene infiltrado el gobierno local, está siendo calcado al otro lado de la frontera, en los Estados venezolanos de Apure y de Táchira.

La relación del ELN con el narco en Venezuela se manifiesta de formas distintas, aunque complementarias. Por un lado, las guerrillas del ELN son los guardianes de la frontera entre Colombia y Venezuela. Por otra parte, el ELN es un actor decisivo en el modelo de negocio del narco ya que controla la producción de drogas en el departamento colombiano de Catatumbo -uno de los lugares de mayor producción de coca del mundo, donde se almacenan unas 250 Tm de coca al año- y, desde éste, asimismo, domina el corredor que, hacia el este, termina en el Estado de Zulia en Venezuela.

Hoy en día, el ELN genera más ingresos en Venezuela que en Colombia y los grupos que salieron de las FARC han dejado de contar con una presencia significativa en Venezuela.

El ganador en todo este proceso de selección natural de grupos criminales en Venezuela, en la era post-FARC, ha sido el ELN, que se ha expandido a ambos lados de la frontera colombiano-venezolana y en el propio interior de Venezuela, ha ampliado su control sobre las economías criminales en esas regiones y ha profundizado las relaciones con las autoridades venezolanas a nivel municipal, estatal y nacional.

En realidad, el éxito del ELN en Venezuela se debe a su liderazgo y a la capacidad de adaptación de su sistema de gobernanza criminal desplegado en Colombia a las especificidades venezolanas.

A Gustavo Aníbal Giraldo Quinchía, alias "Pablito", es el arquitecto de la expansión triunfal del ELN en Venezuela.

"Pablito" fue muy crítico con el proceso que condujo al Acuerdo de Paz de 2016 con el gobierno colombiano y a él se le atribuye la organización del atentado contra la Escuela de Cadetes de la Policía Nacional, en 2019, que cerró el diálogo del ELN con el ejecutivo de Colombia.

Por otra parte, el ELN entendió que no podía duplicar el mismo modelo de gobernanza criminal con el que opera en Colombia.

Si, en Colombia, el ELN ambiciona a tomar el poder por medio de una insurgencia armada, en Venezuela, el objetivo del grupo es aumentar sus efectivos guerrilleros y su poder económico, mientras establece vínculos con un Estado amigable.

En cuanto a la manera de operar del ELN, en Colombia, el grupo ataca a los cuerpos de seguridad y a las infraestructuras estatales, regula el orden social, en los territorios que ocupa, a través de un sistema de gobernanza paralelo y se financia a través de economías criminales,

En Venezuela, por el contrario, el ELN:

se ha convertido en una fuerza paraestatal que defiende al régimen, actúa como aliado de los cuerpos de seguridad y de los militares, y colabora en el control social y político en el país, mostrando, así, una fuerte afiliación ideológica con la revolución bolivariana de Venezuela y con su patrón, Cuba-, establece sus sistemas de gobernanza en sintonía con las necesidades del Estado y, por último, gestiona, de acuerdo con Maduro y mediante pactos con los cuerpos de seguridad y con figuras políticas, las economías criminales e ilícitas del país -el contrabando, la minería de oro y el negocio de la coca, en el Estado de Catatumbo, que es esencial para su financiación y para su expansión, para lo que cuenta como socios al cártel mexicano de Sinaloa-, de cuyos beneficios entrega sumas importantes a los líderes maduristas, que permiten a Maduro y a sus lugartenientes comprar figuras políticas, dentro y fuera de Venezuela, y mantener la lealtad al sistema de los jefes militares.

En resumen, el ELN es un grupo insurgente en Colombia, mientras que es una fuerza paramilitar que apoya al Estado en Venezuela.

El ELN y el régimen de Maduro mantienen, en estos momentos, una relación simbiótica, gracias a la cual el ELN se está fortaleciendo, tanto en Venezuela como en Colombia, ya que su modelo de guerrillerismo binacional les hace más fuertes y ricos.

El ELN ha terminado por convertirse en la guerrilla sin revolución, que gobierna sin tomar el poder.

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