
La regla es sencilla. Cuanto más rápido sea el despliegue de la solar fotovoltaica, la factura de los consumidores podrá tener más tregua. No hay una ley más directa ni más fácil de demostrar que esa. De momento no vamos mal. En su último informe del mercado eléctrico, la Agencia Internacional de la Energía espera que desde ahora hasta 2025 las energías renovables aumenten seis puntos porcentuales su peso en el mix global de la energía, desde el 29% hasta el 35%. Representan seis puntos menos para las energías fósiles. Tengan por seguro que cuanto antes se incline la energía de cada país hacia el plato de la balanza de las renovables y aligere en la misma proporción la influencia de las energías fósiles, más tranquila, placentera y previsible será la vida cotidiana de nuestro bolsillo.
En España hemos tomado medidas oportunas para acelerar ese viaje hacia la seguridad y el abaratamiento energéticos. Contamos con un ambicioso objetivo reflejado en nuestro Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que prevé para el año 2030 una potencia instalada de 37 GW de solar fotovoltaica, objetivo que puede sobrepasarse holgadamente si tenemos en cuenta que durante los últimos meses más de 45 GW han recibido la autorización ambiental por parte de las administraciones públicas para poder ejecutarse. Cabe también destacar la aprobación por el Gobierno del Real Decreto 6/2022 el año pasado en la que el ejecutivo español dio un paso más allá en su apuesta por las renovables, eliminando trabas administrativas con el objetivo de agilizar este despliegue renovable. Este es un buen ejemplo de hacia dónde debemos seguir remando y de la apuesta clara por las administraciones por un futuro renovable.
Estos esfuerzos sucederían a otros que han marcado la senda a seguir. España está experimentando el reflejo de ese compromiso con aprobaciones masivas de megavatios en toda nuestra geografía, proyectos indispensables para avanzar en las metas que nos hemos propuesto. El Gobierno de España apoya de forma clara el desarrollo de energías renovables. No sería justo dudar que este posicionamiento se mantenga o que incluso se refuerce ante la urgencia de la independencia energética y la irrupción de las renovables como palanca única, sobre todo en un país con condiciones privilegiadas para su despliegue.
Lo que podría nublar nuestro horizonte y poner a España y Europa en una posición espinosa es la escasez de suministro industrial. Clave para ese urgente despliegue es la disponibilidad de material para hacerlo posible. Si no logramos garantías en este apartado, estaremos obligados a frenar y enfrentarnos a un panorama mucho más desalentador. La preocupación es creciente. La escasez de suministros futuros, desde materiales de construcción hasta EPC (proyectos "llave en mano"), es más que posible. Es por ello que los actores de la industria debemos colaborar estrechamente con las instituciones para organizarnos y avanzar en estos deberes. Solo con un suministro seguro y diversificado podremos responder a la incertidumbre que afecta al tejido productivo del continente.
Estados Unidos ha demostrado en estos asuntos gran agilidad resolutiva. La 'Inflation Reduction Act' (IRA) va a remodelar por completo la cadena de suministro de energías renovables en la nación. Se incentiva la reapertura de instalaciones cerradas y se ofrecen oportunidades para construir todos los elementos necesarios para completar desde cero y cuanto antes cadenas de suministro completas.
Si descendemos al detalle, la nueva orientación del gobierno estadounidense cambiará al menos en dos aspectos las reglas del juego para los fabricantes de equipos de energías renovables, entre ellos los de componentes fotovoltaicos. Primero, la Ley establece créditos fiscales para la producción de fabricación avanzada (AMPC) desarrollada en Estados Unidos. En segundo término, la Ley incentiva a los promotores estadounidenses de proyectos de energías renovables que adquieran equipos de producción nacional. Incluso les aportará créditos fiscales adicionales si cumplen los umbrales del requisito de contenido nacional (DCR). Esta iniciativa, unida a los aranceles sobre algunas importaciones, situará la fabricación nacional en una posición competitiva de ventaja respecto a los equipos importados.
El presidente norteamericano, Joe Biden, prometía hace unas semanas hacer lo posible por evitar que los fabricantes de automóviles estadounidenses no volvieran a quedarse de brazos cruzados porque en el país no se fabricasen microchips. Con las renovables plantea lo mismo. Al margen de las afinidades políticas o doctrinales que podamos tener sobre las decisiones de Estados Unidos, parece evidente que la Unión Europea deba situar, cuanto antes, los centros productivos en el continente.
El riesgo de una fuga al otro lado del Atlántico ha despertado un tímido malestar que, con una efervescencia paulatina, ha detonado la aprobación definitiva de un nuevo Marco Temporal de Crisis y Transición desde Bruselas. Este paso dado en los últimos días ha prolongado la flexibilización de las ayudas de Estado para que estos pongan en marcha medidas de apoyo a sectores como el renovable, «siempre que haya riesgo real de que las inversiones se desvíen fuera de Europa». Las concesiones de Bruselas ante el jaque americano han resucitado a Europa, de golpe, en una partida en la que se juega el futuro industrial y la independencia energética.
Debemos continuar trabajando a ritmo galopante. No podemos desviar el foco pues el tiempo apremia y todavía hay camino por recorrer. Por eso, en España y Europa debemos aprender de las dilaciones del pasado y ser consistentes con el sentido de urgencia renovable que impera a lo largo y ancho del mundo desarrollado. Contamos con un potencial diferencial gracias a nuestra posición geográfica. Un potencial al que lograremos sacar rendimiento únicamente si va acompañado de seguridad del suministro. La llamada debe ser a la aplicación inmediata de políticas fiscales de deducciones fiscales reembolsables (TAX credit) para acelerar la implantación, reducir los costes y acortar los tiempos. Si Europa logra organizarse con la suficiente antelación, podrá responder con firmeza y dejar la incertidumbre atrás como un problema del pasado.