Credit Suisse, CS, es el último pero no será el único en grandes problemas y quiebras. La historia de la humanidad está llena de bancos caídos. Normalmente después de la quiebra o caída de un banco se producen alteraciones financieras, las personas dudan, otro bancos pueden tener problemas mas o menos graves, algunos se expanden y aumentan su tamaño. En definitiva las dudas entran, sin embargo la vida continúa, algo que la historia nos enseña.
Esas dudas actualmente pueden pasar o pasan por dos puntos muy impotentes para cualquier banco central, por ejemplo el Banco Central Europeo –BCE-. La entidad que preside Christine Lagarde está en plena lucha con un monstruo llamado inflación, cebado y criado durante años por una praxis horrible de política monetaria. Se encuentra el BCE, no es el único banco central, en esa ambigüedad, si seguir con la lucha contra la inflación o cuidar a el sistema bancario.
Durante tiempo, mucho ya, los encargados de la política monetaria ha hecho abuso y la han llevado, a la mismas, hasta líneas nunca vistas. Sí, tipos de interés negativos, impresión de dinero hasta límites insospechados, barras de liquidez y alguna más lindeza. Ellos se olvidan que la política monetaria no puede salvar al mundo, pueden contribuir a mejorar y ayudar, si bien nunca serán el salvavidas de la economía.
Hoy, en este año nos enfrentamos a una situación creada por esos bancos centrales: inflación desbocada y una financiación no solo cara, sino también previsiblemente escuálida.
Desde hace tiempo y sin que las autoridades monetarias lo quisieran reconocer el precio de servicios y productos, con su mayor exponente en la tasa subyacente de la misma ascendía y no paraba de romper techos. Tiraron por la mayor, es decir negar la realidad sobre los precios y su evolución. Luego vinieron todos los negros nubarrones provocados por una guerra y la subida de la energía y las materias primas. Un "cisne negro" siempre se puede producir, se producirá pero no se puede regar con gasolina, en este caso con dinero.
Cuando las autoridades monetaria vieron lo que venía, como no puede se de otra forma, comenzaron a se inflexibles, con los precios. Subida de tipos, un detrás de otra, mayor rigor monetario, discursos centrados en combatir el alza de precios. El problema es que el daño estaba hecho, era la gran cantidad de billetes impresos. Billetes a coste bajísimo, negativo, que hacía que cualquier operación, o casi, pudiera ser rentable dado que la financiación era gratuita y el acceso a ella muy fácil.
Pero como todo en esta vida hay un giro y lo que antes era gratuito y financiaba empresas y proyectos quiméricos da la vuelta. Los tipos de interés suben, ahora ya hay que tener beneficios para pagar la financiación, es necesario tener activos que reporten recursos para pagar la financiación de los mismo. Es entonces cuando los bancos, algunos, se lanzan a buscar rentabilidad en la deuda pública y se dan de bruces con la realidad; cuando los tipos de interés suben el precio de esos activos bajan –relación inversa entre el variable dependiente, tipos, y la dependiente, precio de los mismos; por lo tanto su activo se deprecia.
Una vez analizado o expuesto la sin razón de entidades, organismos públicos y responsables es el momento de intentar pensar que ocurrirá a partir de este momento.
El encarecimiento del crédito, debido a la inflación, es una realidad que está asfixiando a familias, autónomos, pymes y empresas pequeñas. La subida de los tipos, la cual no preveo que deje de subir al menos hasta el otoño, va a dejar una renta escuálida. Eso sí los tipos de interés seguirán subiendo.
El otro problema es la enorme cantidad de financiación a la que se puede o se ha podido tener acceso, por cierto a coste bajísimo. No se puede salir de una crisis de deuda con más deuda, eso es lo que se ha labrado desde 1995. Se quiera o no hay restringir el acceso a los prestamos, en cualquiera de sus forma, algo que ya empieza a ocurrir. El alza de tipos, la menor facilidad para obtener crédito, la retirada de dinero que llegará por parte de los bancos centrales, nos llevaran a una nueva situación.
Desde 1995 con la quiebra del Long Term Credit Market –LTCM-, todo se ha intentado tapar con dinero. Sin embargo, como la droga, hay consecuencias y las mismas son graves. Todos aquellos que se espantan de la subida de precios, por un problema de oferta, deberían pensar que inundar el campo de leña seca –bueno de dinero- tiene consecuencias.
Antes o después las políticas de tipos cero y de impresión de dinero alocado debían tener sus consecuencia, ahora la vemos y algunos se llevan las manos a la cabeza. Previsiblemente vamos a ver niveles de tipos altos, la inflación arrecia, asistiremos a una contracción del crédito y facilidades para dar el mismo.