Opinión

Estepona: Del caos a la autoestima de una ciudad

  • José María García Urbano. Alcalde de Estepona

El porvenir de las ciudades no es azaroso. Ningún lugar prospera por casualidad. No existen ciudades pujantes sin una planificación de éxito que sustente sus fortalezas. Echar la vista atrás nos permite contextualizar el lugar y el momento en el que nos encontramos, valorar la realidad que vivimos. Ese ejercicio retrospectivo de algo más de una década nos traslada en Estepona a años aciagos, a la pérdida de identidad, a la ausencia de proyectos, al rumbo perdido y al deseo de una ciudad por cambiar.

En estas últimas semanas ha vuelto a ser actualidad judicial ese terrible pasado de esta significativa ciudad de la Costa del Sol malagueña: el de la pérdida de los principios de legalidad y el desgobierno absoluto. Recuerdo que cuando llegué a la Alcaldía, en junio de 2011, la deuda municipal superaba los 304 millones de euros (4.676 euros por habitante), hoy está en menos de 50 millones de euros (625 euros por habitante).

Existían 35 millones de euros en 'facturas en los cajones', sin contabilizar; otros 55 millones de euros en sentencias firmes condenatorias contra el Ayuntamiento; había 1.500 pleitos contra el Ayuntamiento; la empresa de recogida de residuos acumulaba 30 meses sin cobrar, amenazando con abandonar el servicio, al igual que la empresa de suministro eléctrico, que aplicaba cortes de luz tras 15 meses sin cobrar.

En la cuenta municipal de subvenciones faltaban cuatro millones de euros y las obras para las que habían sido destinadas esas cantidades estaban sin ejecutar; en la cuenta de avales y garantías faltaban otros siete millones de euros y en la cuenta de los fondos del patrimonio municipal del suelo faltaba la ingente cantidad de 22 millones de euros, que se habían gastado en otros fines diferentes a los previstos por ley. En junio de 2011 ya se había consumido el 87% del presupuesto de ese ejercicio económico y la plantilla municipal supuso el 110% de los ingresos municipales. Era la radiografía del mayor de los desastres económicos y administrativos que un gestor puede encontrar.

No debió pasar

Y como el porvenir de las ciudades no es azaroso, Estepona no acabó en esa degeneración pública por casualidad. Fue el resultado de una de las peores y más perjudiciales gestiones económicas y políticas acontecidas en la localidad. De la generación de la ruina, de no pagar nada a nadie, de la subida de impuestos a los ciudadanos, de las anomalías administrativas, del despilfarro económico, de la ruptura de los principios básicos de funcionamiento de la administración, de la incapacidad para la prestación de los servicios... Todo lo que nunca debió pasar.

Estepona es hoy sinónimo de calidad de vida, bienestar, innovación, sostenibilidad y resiliencia; es un ejemplo de gestión. Vivimos un presente sólido, ilusionante y apasionante. Y este momento actual nos vislumbra también un futuro de muchas fortalezas y oportunidades. Y lo hemos conseguido gracias a todos los ciudadanos y porque el buen trabajo y el esfuerzo siempre dan grandes resultados.

Como nada sucede por casualidad, este resultado obtenido es fruto de una acción; o mejor dicho, de una ardua planificación mantenida durante los últimos 12 años. Convertir la ciudad en lo que es hoy ha requerido de un gran esfuerzo administrativo y de gestión y de la aplicación de lo que denominamos 'acción global de gobierno'. O lo que es lo mismo, horas y horas para reconducir ese caos mediante la adopción, simultáneamente, de todas las acciones que llevábamos entonces en el programa electoral, en la convicción de que solo así se podría, desde el primer día, conseguir el cambio alcanzado. Y así ha sido.

Referente de gestión

Oír hoy el nombre de Estepona asociado a un referente en la gestión con la iniciativa 'Estepona, Jardín de la Costa del Sol' o con el proyecto sostenible que está abriendo la ciudad al mar; que Estepona se mencione como un ejemplo de celeridad administrativa en la concesión de licencias y permisos o la gestión de trámites municipales; que nos pregunten cómo hemos conseguido el 'gran cambio de Estepona'; que la ciudad esté a la cabeza de los municipios con menos tasa de paro de Andalucía; oír ¡qué bonita está Estepona! Nada de eso es fortuito.

Los ciudadanos de Estepona están orgullosos y presumen de lo que es hoy su ciudad; con la certeza, también, de que se ha consolidado una imagen vinculada a la seriedad, a la gestión eficaz y a la ejemplaridad administrativa.

Y este 'gran cambio' supera lo que cualquiera hubiera imaginado hace una década. No cabe ninguna duda de que hemos vivido la mayor etapa de transformación y de modernización. Hoy nos encontramos en un momento crucial para consolidar el desarrollo y el bienestar alcanzados, con ese aciago pasado superado y con todos los esfuerzos dirigidos a seguir avanzando en los proyectos comprometidos y a acentuar la senda de inversiones productivas que tan buenos resultados han comportado para la dinamización económica y social de Estepona.

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