
El año pasado (2022) nacieron en España 329.811 niños. Un 2,2 % menos que en 2021. Nos lo ha recordado José Ramón Pérez: "El número de nacimientos de 2022 se sitúa muy lejos de los que se ocurrieron en 1964. Aquel año vinieron al mundo 694.625 bebés, más del doble que el año pasado. Tomemos el caso de Zamora, donde nacieron 687 niños en 2022, mientras que en 1943 llegaron a ser 8.456".
Esta situación de bajísima fecundidad viene, inexorablemente, acompañada por un notable crecimiento del envejecimiento. Conviene recordar a este propósito que el número total de mayores (de viejos, se decía antes) depende fundamentalmente del mortalidad, que en España (antes de la pandemia) era de las más bajas del mundo, pero la proporción de viejos se debe a la fecundidad.
Si nos preguntamos adónde nos lleva esta dinámica demográfica habremos de acudir a las proyecciones de la población (2022-2072) que publicó el INE en octubre de 2022. Allí se contemplan ocho escenarios y las principales conclusiones que arrojan estas proyecciones en su escenario central son las siguientes:
1. La población total de España crecerá moderadamente en las próximas décadas (cinco millones y pico de personas más en 50 años), pero solo por la llegada de inmigrantes, porque el saldo vegetativo -la diferencia entre nacimientos y defunciones-será negativo todos los años hasta 2072.
2. Los españoles autóctonos disminuirán de manera preocupante en las próximas décadas: quedarían en torno a 14 -16 millones menos dentro de 50 años.
3. La despoblación y pérdida de peso demográfico en España de las regiones y provincias con mayor declive en las últimas décadas se profundizará en los próximos 15 años.
4. El envejecimiento de la población, ya sea medido en porcentaje de mayores de 65 años y más, o por la edad media o mediana de la población, seguirá aumentando hasta alcanzar cotas muy elevadas.
5. La soledad, medida por el porcentaje de personas que viven en solitario o el número medio de moradores por vivienda, seguirá creciendo.
6. La esperanza de vida seguirá aumentando en el próximo medio siglo, pero a un ritmo menor al observado desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.
La llegada a España de extranjeros, que sí se ha producido durante las tres últimas décadas y en concreto en los últimos siete años, ¿podrá continuar indefinidamente? Probablemente no.
Sin embargo, la hipótesis central del INE supone una muy alta inmigración, con un aumento de 11,7millones en el número de extranjeros residiendo en España entre 2022 y 2072. Una inmigración de muy improbable realización. Por eso es conveniente mirar qué pasaría en la España sin migraciones (ni entradas ni salidas). Pues bien, en el año 2037 la población española caería a 38,7 millones. Una disminución del 3,4% respecto a 2022. En Asturias esa caída sería del 13,1%; en Castilla y León del 10,8% y en el País Vasco de 7,1%.
Nadie podrá negar que España tiene un déficit muy grande de nacimientos y esto no se remedia ni negándolo (como hace la ministra que se ocupa de la demografía) ni con regalos como aquel que se inventó Zapatero.
Si las mujeres españolas en edad fecunda desean tener más del doble de los hijos que finalmente tienen –tal como declaran en las encuestas de fecundidad-, las políticas de apoyo han de ser variadas y eficaces. Cosas nada fáciles de conseguir.