
El futuro de las pensiones se sitúa como una de las principales preocupaciones de los españoles. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 15,5% de los entrevistados asegura que este problema se encuentra entre sus tres principales preocupaciones, una cifra que no ha dejado de aumentar en los últimos tiempos. Y es que el panorama y el contexto no son nada esperanzadores en lo que a la viabilidad del sistema se refiere, acuciado por la demografía y la coyuntura político-económica. Por primera vez en la historia, los mayores de 65 años superan el 20% de la población española y, de cara al 2037, el Instituto Nacional de Estadística (INE) estima que la cifra escalará hasta el 26%. El invierno demográfico al que está abocado nuestro país se agravará a partir de 2023, año en el que comenzarán a jubilarse los integrantes de la generación del "baby boom".
El contexto económico inflacionista y la merma en el poder adquisitivo de los ciudadanos es también motivo de preocupación. Los datos de 2021 confirmaron la pérdida del 3% del poder adquisitivo de las pensiones y, en lo que llevamos de 2022, el dato podría subir hasta el 6%. Y esto no significa que el Estado haya disminuido su inversión en la partida de pensiones, ya que el gasto en noviembre de 2022 fue de 10.9 mil millones de euros, un 6,1% más respecto al mismo mes del año previo. Y, de todas ellas, las dedicadas a la jubilación son las que más gasto acaparan (7.9 mil millones de euros). La maltrecha 'hucha de las pensiones' sigue nutriendo gran parte del desembolso en pensiones y, por primera vez, tendrá una inyección líquida de más de 2 mil millones de euros. Un mayor gasto público para un menor ingreso individual.
En el plano político, todas las instituciones abogan por la reforma de un sistema que hace aguas. Con especial interés supervisa la Unión Europea estos cambios, ya que de ellos depende el desembolso de gran parte de los fondos europeos. En medio de las negociaciones, el modelo planteado por el Gobierno no parece contentar a los agentes sociales y rehúye del punto nuclear: la viabilidad del propio sistema. Y la ciudadanía es consciente de ello, tal y como reflejaba nuestro último Estudio Naranja, publicado en 2021, en el que se pone de manifiesto que el 24% de los ciudadanos cree que no llegará a cobrar una pensión pública, mientras que el 62% cree que sí lo hará pero que no será suficiente para garantizar su nivel de vida.
Para un nivel de vida óptimo en la jubilación, el ahorro privado se presenta como una alternativa segura, viable y garantista. Los españoles, de media, no comienzan a ahorrar hasta los 47 años, seguramente porque el horizonte del fin de la vida laboral parece muy lejano. Sin embargo, es importante comenzar cuanto antes a tejer ese colchón que nos ayudará a complementar la pensión pública. Cuanto antes comencemos a realizar esas aportaciones periódicas, generaremos una rentabilidad positiva que, con el paso de los años, nos ofrecerá certidumbre y una jubilación segura.