
La vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz aseguró recientemente que no tenía el dato de personas con contrato fijo discontinuo que no trabajan y que se apuntan como demandantes en los servicios públicos de empleo.
Una respuesta que llama poderosamente la atención cuando las propias estadísticas del Sepe reflejan que desde enero a noviembre se han registrado más de un millón de este tipo de empleados sin actividad. Esta cifra resulta de sumar tanto las nuevas altas iniciales de demandantes con relación laboral, donde se anotan los fijos discontinuos en los periodos en los que no trabajan, como las procedentes de las revisiones que mensualmente realiza el propio Sepe. Para empezar, el dato deja claro que la figura contractual estrella de la reforma laboral de Díaz no aporta nada en cuanto a la mejora de la calidad del empleo. Muy al contrario, los fijos discontinuos son contratos que de indefinidos apenas tienen el nombre y son tan precarios y volátiles que hasta el propio Ministerio de Trabajo reconoce que apenas generan empleo real. A pesar de ello, Díaz oculta la situación real de estos trabajadores para inflar el balance triunfalista de su reforma laboral.
Yolanda Díaz esconde la realidad de los fijos discontinuos para mantener su discurso triunfalista de la reforma laboral
De hecho, se sirve de la ocultación de las cifras de los fijos discontinuos para maquillar las del paro, descontando más de medio millón de desempleados, según Fedea. Es evidente que la situación de los fijos discontinuos, un tercio de los nuevos contratos, merece un análisis riguroso, objetivo y trasparente. Díaz en cambio prefiere optar por seguir endulzando los datos para esconder la realidad del mercado laboral, lo que supone una falta de respecto tanto a los propios empleados del Sepe como al resto de trabajadores.