
Los orígenes del comercio se remontan a la época del trueque, y es que ya en el Neolítico la sociedad agricultora-ganadera se encontró con la necesidad de intercambiar bienes para prosperar. El comercio dio un giro radical con la invención del dinero y, en los últimos años, tampoco ha sido ajeno a la irrupción tecnológica viéndose enormemente favorecido ya que permite crear y reforzar los canales de compra y conocer mejor tanto a nuestros propios consumidores como a los clientes potenciales y ofrecerles aquello que ansían incluso antes que ellos mismos lo busquen en Internet.
En este contexto, un nuevo hito va a marcar la historia de las relaciones comerciales. El pasado 29 de septiembre el BOE publicó la Ley de Creación y Crecimiento Empresas, también conocida como Ley Crea y Crece. Una normativa que responde a varias demandas históricas realizadas por los empresarios de nuestro país y que está dirigida a facilitar la creación de empresas, reducir obstáculos regulatorios, luchar contra la morosidad e impulsar su crecimiento y expansión.
La Ley recoge la obligatoriedad de utilizar la facturación electrónica y entrará en vigor en dos fases. Por un lado, las empresas y autónomos con una facturación anual superior a 8 millones de euros tendrán la obligación de aplicar esta medida en el plazo máximo de un año desde la publicación del desarrollo reglamentario. Por otro lado, el resto de las empresas cuya facturación anual sea inferior a 8 millones de euros tendrán que aplicar esta medida en un plazo de dos años, es decir, en 2025 será de obligado cumplimiento para cualquier tipo de compañía en España, independientemente del tamaño y sector.
Los beneficios de la implementación de la facturación electrónica se traducen en ventajas para todas las compañías que la adopten. Por una parte, supondrá un ahorro cercano al 60% de los costes derivados de la emisión de las facturas. Gracias a la digitalización de éstas, el coste medio de su procesamiento se sitúa en los 4 euros, suponiendo un ahorro de casi 10€ frente a la factura en papel. Por otra parte, la implantación de la factura electrónica reduce el índice de morosidad, una de las principales causas de los problemas de liquidez y rentabilidad de muchas empresas, en especial, las pymes. La adopción de la e-factura garantiza la trazabilidad y el control de los pagos generados.
Otra de las ventajas para las compañías es la automatización del ciclo completo de creación, envío, almacenamiento y recepción de las facturas de clientes y proveedores, en formato electrónico ya que facilita las tareas diarias de los departamentos de administración y contabilidad. Gracias a la tecnología, se puede automatizar el envío/recepción de las facturas, conciliar las facturas recibidas con las mercancías recibidas y las órdenes de compra, validar las facturas a través de flujos de aprobaciones, para luego poder integrarlas directamente en su ERP, de forma rápida, libre de errores humanos y con una mayor eficacia para optimizar, de esta manera, el tiempo.
En definitiva, la obligatoriedad de adoptar la facturación electrónica supone un importante ahorro de tiempo y una significativa reducción de los costes derivados de la emisión de facturas. Además, esta ley permite luchar contra el fraude, la morosidad y los impagos y pone especial atención en la eliminación de la burocracia.
Por otra parte, la aprobación de la Ley Crea y Crece es un paso muy importante para favorecer la creación de empresas. Se han simplificado los trámites necesarios para la constitución de una compañía y, además, se ha reducido el capital social que se tenía que aportar para su creación. De esta manera, se establece la posibilidad de crear una Sociedad de Responsabilidad Limitada con un capital social de un y se facilita, de esta manera, el emprendimiento.
En el año 2021, la creación de empresas creció un 27.7% siendo el mejor número desde 2008, según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística, una cifra que contrasta con el número de empresas que bajaron la persiana: el año pasado cerraron un 17,1% de empresas más que en 2020.
Si el trueque fue revolucionario porque permitió a las personas "hablar" el mismo lenguaje y ponerse de acuerdo para intercambiar bienes, la obligatoriedad de la facturación electrónica supondrá un punto de inflexión en la era del comercio actual. La nueva ley abraza la digitalización en aras de llevar el intercambio de datos e información empresarial a un nivel superior.
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