Opinión

La buenas decisiones marcan la diferencia

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No es un secreto que el Mundial de Fútbol levanta pasiones en cada partido, en cada jugada y en cada gol. Temporalmente, los aficionados nos volvemos expertos en estrategia, juzgamos las decisiones de los equipos y de los técnicos deportivos con vehemencia y criticamos cada jugada como si hubiéramos nacido con un balón en los pies. Pero con los años he aprendido a vivirlo con cierta distancia y nuevas perspectivas que me han ido enriqueciendo, porque los entrenadores deben tomar muchas decisiones que serán vitales para que sus equipos se mantengan en la competición, exactamente igual que ocurre dentro del ámbito de la empresa. Los paralelismos con el mundo ejecutivo son múltiples y, por ello, para el líder empresarial analizar el Mundial que se está desarrollando es una gran oportunidad para reflexionar, mirarse a sí mismo y aprender.

Centrémonos en lo que hacen con maestría los grandes entrenadores que ha visto el fútbol, algunos aún en activo. Ellos escogen a su equipo en función de la forma como quieren competir y para ello cuentan como aliado con un director técnico que funciona como responsable de Recursos Humanos. Con su ayuda construyen un equipo a su alrededor formado por el staff técnico o el grupo de expertos, un grupo extremadamente profesionalizado que cubrirá áreas muy diversas, desde el análisis táctico hasta la enfermería. El entrenador tendrá la responsabilidad de decidir la manera en que el equipo va a jugar, la estrategia y los elementos que los hace diferentes, sus ventajas competitivas. Y además enseñará a los jugadores a jugar de memoria.

Un buen entrenador aprenderá constantemente de los partidos propios y también de los que juegan sus rivales; analizará en detalle cada uno para obtener métricas que le indicarán rendimientos y le ayudarán a predecir jugadas. Así, podrá ajustar la táctica en función del equipo contrario, del competidor, y realizar los cambios necesarios antes de entrar en el campo de juego: nuevas tácticas requieren habilidades diferentes. Es vital que el entrenador conozca perfectamente el estado físico y mental de los miembros de su equipo para tenerlo en cuenta en la convocatoria de cada partido, y así poder determinar el rol de titular o suplente que tendrá cada uno; un rol dentro y fuera del campo. Pero en un mundo tan competitivo como es el del fútbol, en ocasiones son los propios jugadores insignia los que se lo adjudican. No es sencillo gestionar a estrellas y lograr además que el espíritu de equipo prevalezca por encima de todo. Para el entrenador es determinante conseguir el respeto de todo el equipo y para ello tiene que motivarlo, alertarlo, corregirlo y llenarlo de energía positiva.

Los grandes entrenadores, así como los CEO, influyen de forma determinante en la mentalidad y ambición del equipo, que puede jugar a ganar o simplemente a no perder. Generar rutinas de trabajo en forma de reuniones y entrenamientos para mantener así al equipo en el punto óptimo a lo largo de toda la temporada, concentrar a los jugadores antes de los grandes partidos y mentalizarlos es básico, así como saber sacar conclusiones tras el encuentro para crear un análisis post mortem. Para ello cuentan con tecnologías punta.

Al igual que los altos ejecutivos, los entrenadores tienen una enorme presión, porque se juegan el puesto en cada partido. Como muestra, lo ocurrido con Luis Enrique tras la caída del equipo español en los octavos de final de este Mundial. Un error al chutar marca la diferencia entre brillar o desaparecer. Por eso, decidir bien a la hora de seleccionar al equipo y determinar correctamente el rol de cada uno requiere líderes con una visión estratégica y gran capacidad de decisión.

Al final, cuando se gana los méritos son del equipo, pero la responsabilidad cuando se pierde la asume el entrenador. Así debe ser.

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