
El IPC general de EEUU cayó hasta el 7,7% en octubre y se sitúa por debajo de las previsiones del mercado, que estaban en el 8%. Asimismo, la tasa subyacente también descendió más de lo estimado (6,6%), hasta el 6,3%. Este doble dato positivo invita a pensar que las subidas de tipos de la Fed están logrando el efecto esperado en los precios. Así lo han considerado los inversores que han celebrado la bajada de la inflación impulsando los principales índices de Wall Street. Un incremento que es totalmente comprensible, ya que el mayor control del IPC resta presión a la Fed, que podría reducir la intensidad con la que hasta ahora ha aumentado el precio del dinero. Esto dará alas a la economía de EEUU y a a la bolsa del país, que puede extender el rebote otro 10%.