El próximo 31 de diciembre el Gobierno deberá tener lista la reforma de pensiones en el Congreso. Además, esta es una condición indispensable para que España continúe recibiendo los fondos Next Generation.
A pesar de la premura, las empresas y los sindicatos se quejan de nulos avances debido a las escasas reuniones que promueve el Ministerio de Seguridad Social. Además en los pocos encuentros informales que se han producido echan en falta un mayor número de propuestas del Ejecutivo. Esto ha creado una lógica inquietud en los agentes sociales que con acierto piden un impulso en las negociaciones y que se les facilite los cálculos sobre las medidas incluidas en la reforma. Sin duda, el Gobierno debe escuchar el mensaje y acelerar el proceso.
