Opinión

Esperando a Godot: la "salvación" energética que no llega

En Europa circulan cerca de 12 millones de camiones. Un escenario, el transporte europeo de mercancías por carretera, en el que España se sitúa a la cabeza con países como Polonia o Alemania. La competitividad de nuestras empresas en este sector es innegable, a pesar de las mil y una piedras que se encuentran en su camino. Una de esta "chinitas", ahora convertida en pedrusco, es la transición energética. Recordemos que más del 96 % de los vehículos pesados funciona con diésel.

Las cúpulas políticas de la UE se han instalado en un discurso basado en desterrar el motor de combustión y en apostarlo todo a la electrificación. ¿Es esto posible? La respuesta es sencilla: ni hoy ni en la próxima década será viable disponer de un parque rodante de camiones eléctricos de larga distancia; ni en España, ni a nivel europeo. Sí sería viable en el ámbito local, como la recogida de residuos o la distribución de última milla; pero no si hablamos de transportar 23 toneladas de hortalizas de Murcia a Newcastle, por ejemplo.

La razón también es sencilla: todavía no disponemos de la tecnología necesaria para afrontar volúmenes de ventas considerables para poder sustituir los camiones de larga distancia actuales por variantes eléctricas capaces de recorrer más de 800 kilómetros sin repostar. Por no hablar de la falta de una infraestructura de carga o el desorbitado precio de los camiones eléctricos.

En esta transición energética que nos demanda la UE y cuyo objetivo final compartimos, se nos piden imposibles. Como los protagonistas de 'Esperando a Godot', nuestras compañías de transporte continúan esperando una tecnología que no llega. Y me viene ahora a la cabeza el Tesla Semi, el nuevo camión eléctrico del gigante norteamericano capitaneado por Elon Musk, que tenía que haber desembarcado en el mercado en 2019 y del que, por ahora, solo hemos visto algunas imágenes en su web.

El hecho de que la electrificación se sitúe más en el terreno de la ciencia ficción que en el de la realidad, no nos desanima a la hora de trabajar para reducir nuestras emisiones. Desde hace más de diez años, el transporte profesional por carretera está implantando una profunda transformación en su gestión empresarial y logística, invirtiendo en vehículos de mayor eficiencia energética; formando a sus conductores en habilidades de conducción económica; u optimizando la planificación de rutas para minimizar tiempos muertos y recorridos en vacío. Medidas que han logrado disminuir las emisiones de CO2 más de un 20% por cada tonelada-km. producida en la última década.

Una transformación energética en la que ha jugado un papel muy importante el gas natural, que mueve a unos 15.000 camiones en nuestro país. Incomprensiblemente, las empresas que han apostado por esta energía ambientalmente sostenible están permanentemente excluidas de ayudas de la Administración como el Plan Renove o el MOVES. El último ejemplo son los 174 millones aprobados en noviembre para renovación de flotas, en el que vuelven a dejar fuera a los camiones a gas (no así a los autobuses homólogos).

Ni ayuda para comprar camiones a gas, ni para solventar esta coyuntura de precios alcistas que experimenta esta energía 'verde', cuyo coste ha crecido un 400 % en los últimos 12 meses, sobre todo por el cierre del gasoducto ruso. Una situación agónica que está obligando a estas compañías transportistas a dejar paradas sus flotas a gas y alquilar camiones a gasoil de segunda mano. Como los personajes de Beckett, seguiremos esperando que llegue lo que nunca parece llegar. Y en esta "saca" de deseos también encontramos los añorados Fondos Next Generation: de los 6.667 millones que le corresponden al transporte, el 95 % aún no se ha transferido a las empresas.

El transporte de mercancías por carretera es estratégico para el desarrollo económico mundial al ser una pieza imprescindible de cualquier cadena de suministro. El 75 % de nuestras exportaciones a Europa se transporta en camiones y dentro de nuestras fronteras, el 95% del movimiento terrestre de mercancías se realiza por carretera. Así que mientras llega lo que, por ahora, no llega, nuestras compañías transportistas tienen que continuar cumpliendo su compromiso con la economía y la sociedad, prestando servicio puntual y eficiente a sus clientes con camiones movidos por derivados fósiles a la espera de que nuestro Ejecutivo se centre ya en impulsar las energías 'verdes' viables de las que disponemos en estos momentos: ecocombustibles y gas natural. No esperemos más a Godot.

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