
El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebaja la proyección de crecimiento global un 0,4% frente a su estimación del pasado abril, y la deja en el 3,2% para este año.
Asimismo, reduce dos décimas el alza del PIB mundial en 2023, hasta el 2,7%. El impacto económico de la guerra en Ucrania es la causa que lleva al organismo internacional a efectuar esta importante reducción, que afecta con más intensidad a los países más expuestos a los cortes de suministro de gas ruso. De hecho, el organismo prevé que el PIB de Alemania descienda un 0,3% el próximo año. Asimismo, el FMI también considera que la economía italiana cederá un 0,2% en 2023. España no escapa a estas malas perspectivas y sufre un espectacular recorte de 2,1 puntos respecto a la anterior estimación del organismo, lo que reduce impulso del PIB para 2023 a solo el 1,2%. A pesar de la magnitud, el tijeretazo a las perspectivas nacionales está más que justificado. No en vano, el frenazo de dos de las cuatro mayores economías de la UE se sentirá en el resto de países de la eurozona. A ello hay que sumar las subidas de tipos de interés para controlar la inflación, que ya pasan factura a la actividad. Y, por último, no debe olvidarse la debilidad que muestran variables claves de nuestro PIB, como la demanda interna y el sector exterior.
El FMI reduce en casi un punto la irreal perspectiva de crecimiento para la economía española el próximo año
Es incomprensible que Moncloa cierre los ojos a este escenario negativo y se agarre a una previsión de crecimiento del 2,1% en 2023 (casi un punto menos que la del FMI). Una estimación irreal que ya es papel mojado y en la que ha sustentado unos Presupuestos expansivos, que disparan el gasto público y que en nada ayudarán a que nuestro país esquive las malas perspectivas de crecimiento que le augura el FMI.