
En su origen decimonónico los nacionalistas periféricos eran racistas. Leamos, para probarlo, los siguientes disparates antiespañoles de Sabino Arana, fundador del PNV:
"La fisonomía del bizkaino es inteligente y noble; la del español, inexpresiva y adusta. El bizkaino es nervudo y ágil; el español es flojo y torpe. El bizkaino es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el español es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos (...). El bizkaino es laborioso (ved labradas sus montañas hasta la cumbre); el español, perezoso y vago (contemplad sus inmensas llanuras desprovistas en absoluto de vegetación). El bizkaino no vale para servir, ha nacido para ser señor; el español no ha nacido más que para ser vasallo y siervo".
"El aseo del bizkaino es proverbial (...); el español apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año (...). El bizkaino es amante de su familia y su hogar (...); entre los españoles, el adulterio es frecuente".
"Vuestra raza, singular por sus bellas cualidades, pero más singular aún por no tener ningún punto de contacto o fraternidad ni con la raza española, ni con la francesa, que son sus vecinas, ni con raza alguna del mundo, era la que constituía a vuestra patria".
Pasados los años y, sobre todo tras la derrota nazi (allí anidó el colmo del racismo, los separatistas vascos y catalanes abandonaron la raza como elemento clave de la identidad y la sustituyeron por la lengua. Por otro lado, tras el nazismo, los científicos (biólogos, sociólogos…) tomaron en sus manos el estudio de "las razas" y llegaron a una conclusión definitiva: el concepto raza carece de significado.
Y vuelvo a Sabino Arana:
"Tanto están obligados los bizkainos a hablar su lengua nacional, como a no enseñarla a los maketos o españoles. No el hablar éste o el otro idioma, sino la diferencia del lenguaje es el gran medio de preservarnos del contacto de los españoles y evitar el cruzamiento de las dos razas".
"Oíd hablar a un bizkaino y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas, oídle a un español y si sólo le oís rebuznar, podéis estar satisfechos".
Como se ve, Cervantes, Quevedo… o el bizkaino Miguel de Unamuno sólo sabían rebuznar.
El machismo de Arana también lo retrata tal como era: un imbécil de muchos quilates:
"La mujer es vana, es superficial, es egoísta; tiene en sumo grado todas las debilidades propias de la naturaleza humana: ser inferior al hombre en cabeza y en corazón".
Existen muchísimos más disparates sabinianos que no es preciso leer. Arana era un ignorante y un iletrado. O en palabras de Van Halen: Arana "estaba tan alejado de la cordura como de la realidad. Racismo, elementalidad, vulgaridad, misoginia… Evidencian pocas lecturas y una visión de aldea. Es un Jurásico político que sus seguidores ocultan pero veneran".
Los actuales dirigentes del PNV no se reclaman hoy de esas sandeces, pero éstas están en el origen de la existencia política del nacionalismo vasco. Ya no usan hoy estos argumentos, pero estoy convencido de que sí los sienten. Odian a España, a su Historia y nos odian a ti y mí (pese a mi apellido vasco), amable lector.