
El pasado jueves, el día 'D' del desembarco de la política monetaria para acabar con la era de los tipos cero y combatir la indeseable inflación, Christine Lagarde dejó claro que no contempla la recesión en Europa hasta 2024. Otra demostración de que las previsiones de las instituciones no son las que suelen ser las más fiables. Esta misma semana la encuesta de gestores elevaba a un 85% el porcentaje de los que piensan que habrá recesión.
Nos hemos metido en el epicentro de uno de los peores mercados que podamos recordar con una sensación muy diferente con la que arrancábamos un ejercicio que todavía debía ser de reconstrucción (si no el peor año, si sumamos que es el curso de mayores pérdidas en renta fija de la historia). Las causas son sobradamente reconocibles: la invasión de Ucrania y el regreso a una normalidad monetaria han sacado la inflación del bote de la pasta de dientes de la economía y lo complicado ahora es volver a meterla.
El fin de la época de tipos cero, ocho años en Europa, nos devuelve a una realidad que de perpetuarse demostraría que en el mundo no deberían existir economías pobres. Bastaría con tener bancos centrales regalando financiación gratis al mercado.
La pregunta que nos hacemos en este momento es cuánto han descontado las caídas actuales el escenario de normalización económico y, sobre todo, como aldabonazo de que la situación comienza a controlarse, cuándo la inflación empezará a bajar.
El 'marzo de 2009'
A medida que pasan los meses, como sucede en todas las crisis, el agujero negro se hace más profundo. Quizás haya que espaciar las entradas al mercado que pensábamos hacer. Llevábamos meses buscando marzo de 2009, el mejor momento para entrar tras el desplome de Lehman, aún conscientes de que nadie es capaz de encontrar el punto más bajo de entrada de no ser por absoluta casualidad.
Quienes pensábamos que marzo de 2009 estaba en el calendario del próximo trimestre seguramente estemos en un error. Todavía no estamos viendo un deterioro de los beneficios correlacionado con una recesión. Los múltiplos de las carteras hoy ofrecen ratios que si se piensan en el largo plazo, la invitación de compra es para no dejar nada en liquidez. En los casi diez años del Eco30, el índice de inversión de calidad de elEconomista.es que está calculado por Stoxx, nunca se ha pagado un multiplicador más bajo por el beneficio de las compañías. El PER medio de la cartera para este año es de 9,72 veces y para el próximo de 9,26, lo que genera expectativas anualizadas para la próxima década del 10%. Recuerdo que el Eco30 tiene como objetivo esencial de largo plazo un PER de 14 veces para lograr retornos anualizados del 7%.
Algo no encaja: o tenemos un mercado muy barato o beneficios irreales. Puede que hasta Lagarde acierte... y no haya recesión.