El Ministerio de Economía está tratando de imponer al Instituto Nacional de Estadística (INE) un cálculo alternativo de PIB. En concreto, la cartera que dirige Nadia Calviño plantea reemplazar el medidor actual de la economía por otro diario, que incluya datos como recaudación, el uso de las tarjetas, la movilidad, los datos de afiliación o indicadores de confianza, entre otras variables.
No es la primera vez que Economía (y también Hacienda) muestra su disconformidad con la metodología utilizada por el INE. De hecho, todo apunta a que las desavenencias han provocado la dimisión del presidente del organismo estadístico, Juan Rodríguez Poo, aunque Economía aduce "motivos personales". Pero independiente de la causa, la única realidad es que el Gobierno ha vuelto a repetir sus injustificables intromisiones en organismos que son y deben seguir siendo independientes. Al igual que ya hizo en el CIS, el objetivo del Ejecutivo es cambiar la metodología del INE para lograr que los datos favorezcan sus propios intereses electorales. De hecho, en este caso, el cambio que demanda Economía supondría una importante mejoría en la tasa de productividad, una variable por la que Europa acostumbra a sacar los colores a nuestro país. Por si fuera poco, este cuestionable, como poco, cambio de cálculo del PIB será difícil de lograr, ya que no cuenta con el necesario beneplácito de Eurostat. Muy al contrario, el organismo estadístico europeo aplaudió recientemente el buen funcionamiento del INE, dejando constancia de ello a través de un análisis detallado. Este importante aval puede impedir al Gobierno que su nuevo medidor maquille la realidad de la economía española.