Opinion legal

La hora de la verdad de la ética corporativa

Voluntarios de una empresa en la limpieza del medio ambiente. Istock

Son múltiples los efectos negativos derivados de crisis como la que estamos padeciendo en la actualidad, con sus trágicos efectos para la salud y la economía pero, al propio tiempo, nos obliga a enfrentarnos a la realidad, a mirarnos al espejo y tratar de sacar lo mejor de nosotros, y ello debemos verlo como un efecto favorable para afrontar el futuro.

La avaricia, el pánico, la solidaridad o el miedo afloran en situaciones de estrés, y así pasa tanto con las personas como con las empresas, que, al fin y al cabo, no son sino proyecciones complejas de nuestra propia humanidad.

La presente crisis pandémica ha sido como un huracán, que ha arrasado tanto a grandes compañías grandes como a empresas de menor tamaño y, como tal, ha dejado su huella. Y es que, ante este tipo de fenómenos, con independencia de tu capacidad de resistencia, son inevitables sus efectos destructivos.

Como está sucediendo en el caso del huracán Covid-19, a unas empresas las ha barrido por completo y a otras las ha dejado con los cimientos al descubierto, con toda su estructura a la vista.

"Es ahora, precisamente ahora, cuando la sociedad espera de las compañías más que nunca"

Es ahora cuando podemos ver quiénes estaban mejor preparados, y dónde estaban las fortalezas y debilidades. Y es ahora cuando las capas del compromiso ético han quedado al descubierto y podemos diferenciar entre las empresas a aquellas verdaderamente comprometidas que mantienen como prioridad su respeto y fidelidad a la ética incluso en estos momentos.

El fin del greenwashing ético

Hace años el público empezó a castigar el greenwashing: los comportamientos supuestamente ecologistas de compañías contaminantes, normalmente acciones propagandísticas que escondían vertidos mientras nos distraían plantando árboles.

En la dramática situación actual, la sociedad no va a perdonar que una compañía que haya enarbolado en tiempos de bonanza las banderas de la empatía, la igualdad de oportunidades, la solidaridad o la cooperación, las abandone ahora y las relegue a segundas posiciones.

"En la Mutualidad de la Abogacía hemos adoptado un nuevo Código Ético, exigente y actualizado en el que hemos estado trabajando durante meses"

Es ahora, precisamente ahora, cuando la sociedad espera de las compañías más que nunca. Desde luego mucho más que mero cumplimiento. Las entidades debemos exigirnos superponer al cumplimiento una capa más de responsabilidad y de moralidad. Y cuanto más próxima al núcleo decisor esté esa capa, y más alejada del escaparate, mejor.

Los compromisos de este tipo deben permear a toda la organización, traspasar todos sus departamentos y comportamientos, y para lograrlo debe contar con el apoyo decidido de la Dirección y de cada uno de los demás integrantes de la compañía. No basta con que sea un compromiso de arriba, y no basta tampoco con que sea una aspiración de abajo.

En la Mutualidad de la Abogacía hemos adoptado un nuevo Código Ético, exigente y actualizado en el que hemos estado trabajando durante meses. Y es que, por muy agresivo que sea el huracán, lo más importante es seguir siendo fieles a nuestra filosofía ética. Ya lo era antes y lo fue siempre, pero es a la hora de la verdad cuando se ve su auténtica dimensión.

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