Opinión

El reino o las tinieblas: hay que superar el capitalismo para salvar el planeta

Foto: Dreamstime

Va a cumplirse medio siglo de la publicación de "El azar y la necesidad" del Premio Nobel de Medicina francés Jacques Monod. Basándose en los más recientes avances de la biología molecular y la genética, Monod lanzaba un mensaje de carácter profético: la Humanidad se encontraba ante una opción necesaria: la elección entre el Reino, es decir una sociedad de carácter socialista basada en la Ciencia y en la Ética del Conocimiento; o las Tinieblas, en las que el animismo, el capitalismo desaforado y el desprecio al saber modelaban una sociedad del caos y la jungla del hombre contra el hombre.

Medio siglo después, la Humanidad se halla ante una disyuntiva muchísimo más grave y perentoria: la vida humana en el planeta, o incluso la vida simplemente, o el cambio climático irreversible, el colapso civilizatorio y la vuelta atrás en millones de años. Una disyuntiva en la que no optar, no tomar decisiones o no querer asumir lo inevitable, supone elegir -se quiera o no- la catástrofe. La dificultad que supone la consecución del consenso internacional y social necesario para abordar de inmediato soluciones drásticas, se agudiza aún más si se tiene en cuenta que se dispone de un plazo que, en el mejor de los casos, oscila entre los treinta y los cincuenta años. Estamos ante un reto prometeico que no ha llegado a la calle con toda su tragedia. ¿Cuál es el intríngulis del problema, más allá de plazos y dificultades políticas, sociales y culturales, para conseguir una fuerte base social de apoyo activo a las medidas necesarias y urgentes?

La lógica más elemental sumada a la práctica unanimidad de la comunidad científica arrojan un dictamen rotundo: el concepto de crecimiento sostenido ligado a las actividades extractivas de recursos, consumo de energías no renovables, deforestaciones salvajes y esquilme de tierras agrícolas no puede seguir informando el funcionamiento de la economía vigente. Y como consecuencia de ello, el consumismo, la obsolescencia programada, los vigentes valores que se asimilan a la deseable calidad de vida quedan también cuestionados. Un cuestionamiento que dimana además de la contradicción existente entre el modelo de vida llamado occidental y el creciente aumento demográfico.

Superar el capitalismo para tener una sociedad sin diferencias económicas 

Nuestros parámetros de confort, consumo y mercantilización de la vida deben ser evaluados a la luz del dilema siguiente: si se aplican (por Justicia) a los actuales 7.500 millones de habitantes del planeta éste colapsará de inmediato y el cambio climático será irreversible. Pero si, por el contrario, se pretende seguir con la actual situación de crecientes diferencias económicas, sociales y territoriales, en contra de los DDHH universales, el llamado primer mundo debe irse acostumbrando a las pateras, la presión migratoria y al caos generalizado en forma de fascismo administrador de la escasez en nombre e interés de los poderosos y en perjuicio de los débiles, incluidos los del primer mundo.

Y en esto reside la prueba de fuego. El capitalismo ha desembocado en esta situación; sus postulados son incompatibles con una sociedad en armonía y convivencia con el planeta del que forma parte: pero esos postulados siguen vivos como conciencia alienada de la vida económica, social y de valores. Nunca han mandado tanto los muertos.

Por eso las luchas por el planeta, la conservación de la vida y la consecución de una sociedad humanizada significa también "velis nolis" superar al capitalismo.

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