
Los números, como el algodón no engañan y los del Banco de España muestran cómo la balanza por cuenta corriente que mide los ingresos y los pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias ha sufrido un fuerte deterioro durante los cuatro primeros meses de este año, aumentando un 81,8 por ciento su déficit hasta 6.000 millones de euros.
Un empeoramiento que ha llevado al regulador a alertar, en su avance sobre el comportamiento de la economía española en el segundo trimestre, sobre los efectos adversos de la dependencia de la demanda interna, que crece al 0,7 por ciento, frente al mal comportamiento de las exportaciones que están restando ya un 0,2 por ciento al crecimiento del PIB, confirmando así los datos del INE sobre el comportamiento de la economía en el primer trimestre que reflejan como el sector exterior está frenando el dinamismo de la economía con las exportaciones estancadas en tasa interanual lo que supone un punto menos que en el trimestre anterior.
Esta evolución negativa está influenciada, cierto es, por el agotamiento de los vientos de cola que venían impulsando el crecimiento del comercio internacional que se están sustituyendo por nubes de tormenta en forma de guerras comerciales y el proteccionismo del norteamericano Donald Trump, desaceleración de las economías europeas y alzas de los precios del petróleo que están paralizando ya las decisiones de inversión de las empresas, como recogen los últimos informes de la UNCTAD.
Pero a estos factores externos se suman también importantes elementos internos que están poniendo palos en las ruedas a la actividad exterior de las empresas españolas afectadas por una pérdida de competitividad de 1,4 puntos porcentuales hasta mayo derivada del aumento del 2,21 en los costes salariales, subida superior en 0,7 puntos a la de un año antes y muy superior a la registrada por la inflación en los mismos meses que es del 0,8 por ciento. Y esto sin computar el posible impacto negativo de la amenaza de nuevas subidas fiscales.
Retrasos en el IVA
Y como dicen que las desgracias nunca vienen solas, sobre todo cuando proceden de la órbita de la política y los gobiernos, pues nuestros exportadores se encuentran también ahora con un nuevo lastre a su actividad exterior en forma de retraso en el retorno del IVA a las exportaciones. Responsables de la CEOE confirma que Hacienda está procediendo a devolver ese IVA a los exportadores con hasta seis meses de demora, agotando el plazo máximo legal, lo que ocasiona graves problemas de liquidez a las empresas y un frenazo de las ventas en el exterior.
Y todo esto en un contexto de incertidumbre política y desaceleración económica que, como avisaba el ex secretario de Estado de Economía y hoy vicepresidente y responsable del servicio de estudios de la organización empresarial, Iñigo Fernández de Mesa, "puede ir a peor".
Y, ya se sabe que el que avisa no es traidor.