
El Gobierno ordena aplicar fuertes rebajas en el precio de los medicamentos más vendidos. La ley ampara al Ejecutivo a la hora de decidir cambios en la valoración de los fármacos, siempre que se hayan dado modificaciones de calado en las circunstancias económicas o sanitarias. Ahora bien, la necesidad de controlar el gasto farmacéutico dista de ser una novedad o una emergencia que Sanidad tenga ahora que afrontar.
Muy al contrario, se trata de un objetivo que debe perseguirse siempre y que no justifica el recurso a medidas excepcionales como la intervención unilateral del mercado de productos sanitarios. Una vez más, como ya ocurrió con su afán de generalizar las subastas de fármacos, el Ejecutivo se equivoca en el diseño de sus medidas de ahorro.