
El 2 de agosto de 2013, el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). Ramón Aguirre, estampaba su firma para que el organismo público adquiriera el 20 por ciento de Indra, con lo que adquiría su control.
En realidad se trataba de una vuelta a la esfera de lo público, ya que Indra había sido privatizada en 1999. ¿Cuál era el motivo por el que un Gobierno liberal como el de Mariano Rajoy se disponía a controlar una empresa cotizada? Una operación que aparentemente entraba en contradicción con su política.
El grupo público BFA-Bankia había puesto a la venta esta participación como parte de su proceso para desahacersede activos no estratégicos para su saneamiento. La decisión había atraído el interés de numerosos grupos internacionales, entre los que estaban la francesa Thales.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, del que dependía la SEPI, había reaccionado para mantener a salvo los intereses de la industria de defensa española. Lo hacía, además, con carácter temporal, con la intención declarada de vender en cuanto se pudiera obtener una plusvalía.
La operación de compra se cerró a 10,19 euros por título. Las acciones se desplomaron y en los meses sucesivos tocaron los ocho euros, un 20 por ciento menos. La SEPI, dueña de sociedades ruinosas como Radio Televisión Española (RTVE), Hunosa ó Navantia, no podía permitirse el lujo de desprenderse de su participación en Indra sin verse forzada a una recapitalización del grupo público por parte del Estado.
De esta manera, la participación temporal se transformó en permanente. Dos años más tarde, el propio Aguirre pondría fin al mandato de Javier Monzón, que había estado 22 años al frente con gobiernos tan variopintos como los de Felipe González, José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero.
En esta ocasión, se adujo que obedecía a la presión del ministro de Defensa, Pedro Morenés y de su secretario de Estado, Pedro Argüelles, ante la negativa del presidente de Indra a integrar la empresa en un grupo de defensa mayor.
Monzón fue sustituido por Fernando Abril-Martorell que había sido el número dos de César Alierta en Telefónica. Al parecer, fue el propio presidente de Telefónica, que llegó a tener el 6% de la tecnológica, quien promovió el nombramiento.
Abril-Martorell logró dar la vuelta a la cuenta de resultados de Indra, muy castigada por su incursión en Brasil, hasta volver a posicionarla como un referente entre las empresas prestatarias de outsorcing tecnológico.
¿Por qué se interesa, entonces, por hacerse con la mayoría del fabricante vasco ITP Aero y baraja en cambio desprenderse de todo el negocio de consultoría tecnológica?
El ex ministro Miguel Sebastián pugna por suceder a Abril-Martorell, como hizo con FG
La respuesta tiene, una vez más, tintes políticos. El Gobierno de Sánchez no quiere dejar escapar la oportunidad de crear un gigante de la defensa español. La historia se repite, ya que esa misma fue la motivación por la que Indra recayó en manos públicas en 2013.
ITP participa, al igual que Indra, en el programa del avión de combate Eurofigther 2000. Pero la batalla en los próximos años se concentrará en el proyecto del nuevo caza europeo (Futures Combat Air System, FCAS), valorado en 20.000 millones.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ya firmó una carta el pasado mes de febrero, junto a sus homólogos de Francia y Alemania, para sumarse al proyecto FCAS, que ratificó en la pasada feria aeronáutica de Le Bourget. La empresa con sede en Zamudio aspira a desarrollar varios programas que, junto a Indra, permitiría crear el gigante de la defensa al que aspira el Gobierno.
El FCAS será el germen del nuevo estándar de comunicaciones militares europeo. Integrará en una especie de nube de comunicaciones los sistemas de combate aéreos, terrestres o navales. Ello permitirá en una sola operación, mediante la utilización de inteligencia artificial, analizar los escenarios y tomar decisiones de una manera rápida.
Es lógico que España no quiera perder el tren del desarrollo tecnológico, como ocurrió en otras ocasiones. La realidad, sin embargo, casi nunca es tan perfecta como se pinta.
El proyecto crea muchos recelos en el sector privado. Empresas como Aernnova, Aciturri ó Tecnobit ya acusan a Defensa de otorgar un trato privilegiado a indra en la adjudicación de contratos. La adquisición de ITP a la británica Rolls-Royce crea inquietud, porque aceleraría esa tendencia.
Miguel Sebastián maniobra para ocupar el sillón de mando de Indra
Hay que tener en cuenta, además, que el consejo de ministros autorizó el pasado 14 de diciembre una inversión de 7.331 millones para tres programas militares:la construcción de las fragatas F-110, 348 blindados VCR 8X8 y la modernización de los Eurofither, en posesión del Ejército, con escaner aéreos. Un importante balón de oxígeno para un sector con empresas de pequeño tamaño, con la excepción de Airbus.
Abril-Martorell quiere liderar la iniciativa para atraerse la bendicion del Gobierno a su actuación, ahora en una encrucijada. La acción de Indra recibió la noticia sobre la compra de ITP con una caída superior al diez por ciento durante las tres sesiones bursátiles siguientes a su anuncio.
Además, el ex ministro de Industria, Miguel Sebastián, maniobra para ocupar el sillón de mando de Indra, según reconocen en el entorno de Abril-Martorell.
Sebastián, un economista que luce el pedigrí de haberse doctorado en la Universidad de Minnesota, famosa por su credo liberal, es conocido por participar en el asalto al BBVA junto al ex presidente de Sacyr, Luis del Rivero, según consta en los seguimientos y escuchas realizadas por el ex comisario Villarejo.
No hay más que echar un vistazo la lamentable situación por la que pasa Navantia para preocuparse
Sebastián estaba resentido por el despido del departamento de estudios de BBVA por criticar la política económica del ex vicepresidente Rodrigo Rato. La entidad financiera estaba presidida en ese momento por Francisco González, uno de los amiguetes de Rato.
En España jamás tuvo éxito la gestión de las empresas públicas, al contrario que en Francia o Alemania, los otros socios del proyecto FCAS. No hay más que echar un vistazo la lamentable situación por la que pasa Navantia, que sobrevive artificialmente a base de contratos públicos, o cómo terminó la antigua Santa Bárbara, en manos de la americana General Dynamics. ¿Por qué ahora va a ser diferente?
La operación presenta muchos elementos de incertidumbre, desde la financiación, el riesgo y minusvalías para los accionistas y su dudoso final, con políticos por medio.
El nuevo gigante de la defensa nacional nace con los pies de barro
La ambición de Sebastián por ocupar el sillón de Abril-Martorell puede haber provocado una huida hacia delante del presidente de Indra para hacerse con ITP a fin de conservar su cargo. Aunque España no cuenta con un gran grupo de la aviación como la francesa Dassault, sería mejor que la operación fuera capitaneada por el capital privado. El nuevo gigante de la defensa nacional nace con los pies de barro.
PD. -El periodista y columnista habitual de los sábados en elEconomista, Mariano Guindal, recibió esta semana el galardón de honor que otorga la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) a una trayectoria. Guindal, que desarrolló la mayoría de su vida profesional en La Vanguardia, fue el primero que tuvo la información del atentado de Carrero Blanco y que destapó la quiebra de Rumasa con una sencilla pregunta al entonces ministro de Economía, Carlos Solchaga.
Es uno de los periodistas más destacados desde la transición y el más relevante junto a Jesús Cacho de la prensa económica. Es también "Un hombre con suerte", como reza el título de su ultima obra en la que narra, con la misma pasión que vivió, su amplia experiencia. Guindal brindó el premio a los miles de periodistas que desempeñan a diario este maravilloso oficio. Enhorabuena, Mariano. Es difícil, hacerlo mejor.