Opinión

Un desastre llamado Manuela Carmena

Durante la última campaña municipal, los medios de comunicación editados en Madrid bombardearon a los madrileños con sus encuestas, cuyos resultados mostraban, casi por unanimidad, que ganaría la izquierda. Luego llegó la realidad y ocurrió lo contrario: PP, Ciudadanos y Vox ganaron en votos y en concejales.

Y uno no se puede explicar que teniendo a la vista los datos de las elecciones generales, en las cuales había ganado ampliamente el centro-derecha, los "finos analistas" no tuvieran en cuenta esos datos reales y se basaran únicamente en una variable que no había participado en las elecciones generales: Manuela Carmena, que según ellos iba a "dar la vuelta a la tortilla". Era, pues, la "gran esperanza blanca" -que el grupo Prisa se había encargado machaconamente de ensalzar (la directora de El País es íntima amiga de Carmena), poniendo la SER y El País a su entero servicio con un descaro, en verdad, detestable-, pero la realidad suele ser tozuda y Carmena perdió votos respecto a los obtenidos en conjunción con Podemos en 2015. Y con su bajada y la del PSOE (Sánchez se había inventado una candidatura imposible) se dieron juntos el sopapo.

En efecto, la conjunción de Carmena con los podemitas se ha pasado los cuatro años de la legislatura entre peleas internas y tocando las narices a los madrileños: prohibición tras prohibición, carriles bici sin bicicletas, ocurrencias sin cuento y, sobre todo, incapacidad para realizar las inversiones que ellos mismos presupuestaban. El descaro de su concejal de Hacienda llegó a niveles de locura: a la vista de que el equipo municipal era incapaz de invertir lo presupuestado no se le ocurrió mejor cosa que comprar un edificio en el centro de la Villa y contabilizarlo como inversión.

Otro asunto cuidadosamente ocultado por Prisa han sido las vejaciones laborales, por ejemplo, en el Conde Duque, organismo cultural dirigido por una pareja de incompetentes, dedicada a maltratar al personal. A muchos de los trabajadores de ese centro se les ha dado la baja médica a causa de ese maltrato laboral. A lo que parece, la antaño abogada laboralista se ha olvidado de ello y ha apostado por los acosadores. Entre las muchas cosas que Carmena olvidó, también está Vallecas, al sur de la ciudad. Así lo vio el presidente de una organización vecinal: "La alcaldesa se ha volcado en el centro y no ha hecho nada por Vallecas".

En los primeros días de su alcaldía (2015), Europa hubo de recibir (por cierto, muy mal) a muchos miles de refugiados expulsados de Medio Oriente por la guerra de Siria. Pues bien, Carmena no tardó ni un segundo en poner en el frontis del Ayuntamiento un cartel en el cual se leía: Refugees Welcome. ¿Y cuántos refugiados acogió el Ayuntamiento de Madrid? Ninguno.

Al grupo municipal de la exalcaldesa le espera la diáspora primero y luego la desaparición

¿Qué ha dejado Carmena tras de sí, ahora que se ha marchado? Aparte de una Gran Vía intransitable para el transporte público, ha destrozado a los grupos de izquierda: Unidas Podemos ni siquiera se han presentado a las elecciones y ahí está el PSOE hecho polvo. Además, al irse deja huérfano a su grupo municipal, al cual le espera, con toda probabilidad, la diáspora primero y luego la desaparición.

Rectificación de Miguel Oyarzun Gaitán e Isla Aguilar Torres:

La dirección artística del Centro Conde Duque no ha maltratado ni vejado ni acosado a sus trabajadores, declarando, por el contrario, la Directora de Recursos Humanos, en aplicación del Protocolo de Actuación contra el Acoso, la inexistencia de hechos constitutivos de acoso laboral.

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