Opinión

Banco de España y salario mínimo: aclaración evidente

España tiene en estos momentos multitud de problemas económicos muy serios. Por ello se necesita emplear dos cosas: en primer lugar conocimientos técnicos adecuados para resolver las cuestiones; pero a esto hay que añadir que debe quedar todo claro para que los ciudadanos sepan por dónde va la política económica, y por ello le presten la ayuda adecuada, que en una situación democrática es siempre necesaria.

Una de estas cuestiones que nos preocupan a todos es la del empleo. Ahora mismo nos encontramos con toda una serie de planteamientos que, como consecuencia del nuevo Gobierno en funciones, pueden generar no solo confusiones, sino además poner en marcha medidas absolutamente inadecuadas. La polémica que se ha planteado por parte del Gobierno con el Banco de España a causa de las consecuencias del fuerte auge del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en relación con el empleo merecen una puntualización.

Efectivamente, las cifras últimas indican que el desempleo, en los datos del mes de mayo había continuado descendiendo en esa serie que va de los 5 millones de personas desempleadas en 2013 a los 3 millones de 2019, lo que convirtió a este año en una continuidad de lo que había sucedido desde el comienzo de la rectificación de la crisis planteada en el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero; mas eso sucedía en el mes de mayo, en un momento en que había tenido lugar un incremento muy fuerte en el SMI. La sociedad española iba a contemplar algo que los economistas no comprendían desde que en 1957 se generalizó la puntualización en ese sentido de la aportación de Phillips sobre las relaciones entre salarios y empleo. Aumentaban los salarios y aumentaba el empleo.

Sin embargo, nos encontramos, con otra explicación. La economía española, a partir de 1959 es una economía cada vez más abierta. Derivada de esta apertura es la búsqueda de mercados exteriores para nuestros productos. Eso se ha logrado de manera continua, salvo algunas pequeñas excepciones, desde hace nada menos que 60 años. Simultáneamente, el conjunto de la economía española se ha convertido en una productora muy fuerte y competitiva en los mercados internacionales.

Resultó lógico que el Banco de España indicase que una subida excesiva del conjunto salarial haría perder competitividad a nuestras exportaciones

Lógicamente, la coyuntura mundial afecta a nuestras ventas en el exterior, y también la marcha derivada de la economía nacional debido a este impulso exterior crea uno interior que ha pasado a sorprender a los analistas internacionales. Este papel del sector exterior es fundamental y, por ello, tienen que preocuparnos mucho realidades perturbadoras, como el Brexit, los planteamientos de Donald Trump, nuestras inversiones en Iberoamérica, e incluso datos como los relacionados por los conflictos en el paso del Índico hacia el Mediterráneo por el Mar Rojo y Suez, en rumbo a la Europa Atlántica y rica del norte, que rodea, generando una renta de situación excelente a España. No hay seguridad de que algo de esto se descomponga. De ahí que el mundo empresarial español reacciona ante ello de la manera adecuada.

El que España se permita crecer en relación con estas situaciones se debe al enlace entre el mercado exterior logrado de forma competitiva y estas crisis que se han señalado.

Por todo ello resultó lógico que el Banco de España indicase que una subida excesiva del conjunto salarial haría perder competitividad a nuestras exportaciones. Simultáneamente, como de momento el auge económico de nuestros compradores, prácticamente en todas partes, continúa incrementándose, por ahora puede venir ese bálsamo beneficioso para nuestra economía. El mundo empresarial español lo entiende perfectamente. Por eso, como ha observado que la política actual podía hacer subir con fuerza los salarios, ha advertido que si España pierde competitividad, las reacciones finales acabarían siendo forzosamente de crisis, con todas sus consecuencias en el empleo.

Pero he ahí que en el actual contexto, los empresarios observan que sus mercados internacionales, de momento, no se vienen abajo, y que, por lo menos, merece la pena aprovechar esta circunstancia. Por ello han decidido actuar de manera racional. Por un lado, es evidente que van a perder competitividad, pero no de manera radical y por ello empiezan a reaccionar con lógica.

Ante la política de subida salarial no optan por mantener el empleo de manera absoluta, sino que deciden, porque precisan ese incremento, que la población activa que esté a su servicio posea la mayor productividad, y además admita plenamente el empleo que se pueda, sin problema alguno y huyendo de crear empleo permanente. Lo que señala la ciencia económica es precisamente eso y lo acabamos de ver en las cifras. Por una parte, se observa el incremento de la afiliación femenina. Recuerdo en este sentido, que, en una reunión de la OCDE, hace bastantes años, un economista japonés me dijo, al observar la fuerte tasa de mujeres en España que no habían entrado en la población activa, esto: "¡Qué suerte van a tener ustedes cuando una parte considerable de esta población femenina se incorpore a la actividad!" Pues eso es lo que, en busca de incremento de la productividad genera que, en este momento coyuntural se prefiera ese empleo de la mujer, y por ello nos encontramos con que, al continuar buscando actividad, se generan avances en la afiliación femenina.

Pero esto no es todo. La masculina se contrata de dos maneras. Por un lado, se elimina la permanencia, y el empleo permanente disminuye como consecuencia del incremento salarial; solo crece el eventual. Por eso, no se deduce que el actual incremento de salarios de inmediato perturbe las tesis de Phillips, planteadas de modo ajeno a este contexto coyuntural actual, como se observa en lo que sucede en el empleo permanente.

Los datos que ofrecía elEconomista del miércoles 5 de junio de 2019, indican que la situación en tasa interanual de las personas con empleo permanente desciende, reduciéndose en 36.179 en mayo, respecto al mes de abril, y si se compara con mayo de 2018, el desempleo masculino baja en 96.328 personas, más fuertemente que el femenino. La reacción empresarial es la lógica, pero también se muestra en todos los grupos que España se ha situado en pleno cumplimiento de lo que sucede dibujado en la curva de Phillips.

Se plantea en España una situación que recuerda una de 1930. Entonces, quienes no entendían de economía, pugnaban por un incremento en el tipo de cambio de la peseta, en plena depresión mundial

Tratar de ignorar esto que, naturalmente, es lo que se expone en la recomendación del Banco de España, es no estar al día de la defensa de una política económica racional.

Por eso se plantea en España una situación que recuerda una de 1930. Entonces, quienes no entendían de economía, pugnaban por un incremento en el tipo de cambio de la peseta, en plena depresión mundial. Keynes vino a Madrid, y como gran economista que era sostuvo que la caída de la peseta significaba mejorar las exportaciones, y que por ello solo había que controlar un descenso excesivo a través de utilizar en los mercados internacionales el oro del Banco de España. La reacción de Romanones, en su periódico madrileño, fue que eso era la muestra de que Keynes era un economista incompetente de Cambridge. El Banco de España, que conoce de sobra, como lo demuestra continuamente, lo que en Economica se escribió en 1957 y para siempre, aconsejó otra cosa, como entonces hizo Keynes, a lo que incluso parecía adecuado para muchos políticos. ¿No nos encontramos, en esta polémica, por parte de la secretaria de Estado de Empleo en funciones, Yolanda Valdeolivas, con un planteamiento paralelo al de Romanones?

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