
El Ministerio de Transición Ecológica retira su propósito de imponer la prohibición de vender, y matricular, todos los automóviles cuyos motores no sean de emisiones cero a partir de 2040. Se trata de un paso ineludible después de los daños que, durante meses, ha provocado el lanzamiento de ese mensaje para el sector del automóvil y que se ha traducido ya en la disminución de las ventas de diésel.
No existe ningún aval técnico que justifique la posibilidad de erradicar este tipo de motorizaciones en el plazo temporal que la ministra Teresa Ribera manejó, que supera incluso los objetivos europeos. Se creó así una falsa alarma muy perjudicial para una industria clave en el crecimiento del PIB y en la creación de empleo cualificado.